viernes, 26 de diciembre de 2008

Las fabulas de Mr Roboto: La fea Cayetana

Cayetana se lamentaba desconsolada por su mala suerte en el terreno amatorio. La vida le había agraciado con muchos dones, pero entre ellos no se encontraban el de la belleza o el morbo (el mejor sustituto del primero) Por eso, a sus veinticinco primaveras, aún no había tenido la oportunidad de sentir las caricias recias de un hombre experto, que hiciera estremecer con sus dedos, su cuerpo candente, llevándola al cielo carnal. Todo varón que contemplaba su rostro accidentado, levaba anclas hacia mares más tranquilos.

Cierto día que volvía a lamentarse de su mala fortuna ante un grupo de amigas, una de ellas le sugirió algo.

- Todas las mañanas - comenzó - a eso de las seis, cojo el metro para ir a trabajar, y como yo, centenares de hombres. No es raro el día en que vamos apretados los unos con los otros, como sardinas en lata, y alguno aprovecha para tocar lo intocable. Creeme, aunque sea involuntariamente, alguien se aprovechará de la situación y percibira tu piel en un escarceo furtivo.

El cielo aún era pasto de las estrellas, cuando Cayetana se vistió ilusionada con su vestido más sexy, un conjunto de dos piezas de seda blanca,escotado, que transparentaba ligeramente determinados puntos estratégicos...

Al bajar a la estación, se desilusionó un poco. En el andén, apenas tres personas contándola a ella, esperaban el metro

- No importa - se dijo para animarse - seguro que la mayoría se ha subido en otras paradas.

Diez minutos después, recibía el foco de luz que se aproximaba desde el fondo del túnel, con muchos nervios y una gran sonrisa. Esperaba que, aunque fuera por un instante, al fin pudiera sentirse una mujer deseada, el objeto de deseo de alguien que no fuera un cirujano plástico...

Tan absorta en sus sueños se hallaba, que cuando entró en el vagón, la desilusión la golpeó con la misma fuerza que las puertas que se cerraban a sus espaldas. ¡Estaba vacío!

Se sentó junto a la ventana y durante todo el día, solo vio su rostro reflejado sobre el negro lienzo de los túneles de Madrid.

Por la tarde, llamó por teléfono a su consejera para contarle su fracaso sobre todo después de haberse despertado tan pronto.

- Pero ¿cómo se te ocurre cojer el metro hoy? - preguntó sorprendida esta - ¡Si estamos a Domingo!

Moraleja: No por mucho madrugar, te van a meter mano.

jueves, 18 de diciembre de 2008

El despertar

Abrió los ojos a duras penas, como si tuviera los párpados pegados con cemento. Estaba tirado en alguna cuneta, en mitad de ninguna parte. Intentó recordar los hechos que le habían llevado a esa situación. Recordó haber sido invitado a una fiesta salvaje, en la que había bebido sin pensar en las consecuencias, en la resaca, en hacer el ridículo bailando sobre la barra... No había tenido en cuenta los consejos de algunos amigos, que le habían advertido prudencia. El alcohol era barato y las chicas fáciles, ¿por qué iba a preocuparse?

Ahora, tumbado sobre el suelo, con el cuerpo dolorido y los bolsillos vacíos, comenzaba a despertar. El dolor de cabeza era espantoso, pero aun tenia todo el día por delante. Una cosa estaba clara: la fiesta había terminado.

VotarVotos participante

1 año en 1 post

VotarVer otros participantes

sábado, 6 de diciembre de 2008

Jordi Hurtado facts

Atendiendo a la sugerencia del lector más antiguo del blog, he aqui esta lista, ampliable en un futuro, si es que Jordi Hurtado no viene a por mi, en una oscura noche de invierno, dispuesto a seccionarme la yugular de un bocado.


. Jordi Hurtado no necesita la espada del augurio para ver más allá de lo evidente. Con sus gafas le llega.

. Jordi Hurtado dejó de sonreir una vez. Fue un instante antes del Big Bang, asi que no hay testigos.

. Si se empeñara uno de los dientes de Jordi Hurtado, se solucionaria la crisis financiera mundial.

. Si Jordi Hurtado te muerde una noche de luna llena, te transformas en un beatnik.

. Jord Hurtado no usa flash, le basta con el brillo de su sonrisa.

. Jordi Hurtado robó la navidad, para ser el unico hombre feliz sobre la tierra.

. En sanscrito Jordi Hurtado quiere decir: "Si lo sé, no vengo"

. La voz en off de Saber y ganar, es de un esclavo bantú que Jordi Hurtado cazó durante uno de sus safaris en Africa.

. Los Critters fueron creados con ADN de Espinete y de Jordi Hurtado.

. En 1976 Jordi Hurtado se mordió la lengua mientras comia paella. Este hecho inspiró una pelicula: Tiburón.

. Jordi Hurtado conoce de memoria el guion de su programa, en las tarjetas lleva las fotos eróticas que sus grupies le envian, como dios las trajo al mundo.

. Jordi Hurtado creó una secta maligna cuyo objetivo es hacer sufrir a las personas de bien y robarles el dinero. La llamó: Dentistas.

. El Hurtado, es la unidad máxima de brillo y se define como el brillo de la dentadura de Jordi Hurtado en un ambiente sin luz. El sol tiene 0,6 Hurtados.

. Si miras fijamente a Jordi Hurtado más de dos minutos, puedes quedarte ciego. Harmon Rabb lo miró por el rabillo del ojo un instante y quedó con daños permanentes de por vida.

. Nadie ha visto juntos a Jordi Hurtado y al Joker. ¿Coincidencia?

martes, 2 de diciembre de 2008

Resistencia

Relato ganador de un concurso sin importancia, hace ya bastantes meses:


Las explosiones no le dejaban dormir. Dos meses enclaustrado en el estrecho bunker, bajo el permanente bombardeo del ejército, no le habían acostumbrado al atronador rugido de las bombas ni al preocupante chirrido de las paredes que les seguía.

Aquello amenazaba con privarle de la poca cordura que le quedaba. Sus nervios estaban alterados por la tensión constante de la lucha y tras ella, no encontraba un lugar tranquilo donde reposar, sino aquel infierno mal excavado bajo la roca, donde podría morir sepultado vivo; demasiado para un simple profesor de pueblo.

Se incorporó en el camastro. No lo aguantaba más. ¿Por qué continuar luchando? ¿Acaso tanto sufrimiento valía de algo?

Salió del bunker dispuesto a rendirse a la primera patrulla que encontrara o a morir si los soldados decidían acabar con su vida. A pocos metros, vio una tumba vacía recién excavada y sobre ella un cartel que decía: Traidor. Se detuvo meditabundo ante él unos instantes. Volvió al refugio y engrasó su fusil. Tenia que continuar la lucha.

sábado, 25 de octubre de 2008

,

Estallido

Fue un pequeño descuido. Se había apresurado al conectar la alarma del laboratorio y no había esperado a escuchar la confirmación de la activación. Le esperaba una de las camareras del bar del pueblo. No podía hacerla esperar.

Pero aquel no era un descuido banal. Al día siguiente, el investigador no se encontraría con el laboratorio revuelto por un mono travieso, sino con una jaula vacía, la del espécimen 0.

Cuando las alarmas comenzaron a sonar en el complejo, el espécimen se hallaba ya muy lejos. Aunque se desplazaba lentamente, les llevaba seis horas al equipo de búsqueda que enviarían tras él. No llegarían a tiempo.

Lo tenia todo planeado. Se sentía embotado, no podía pensar apenas, pero podía oler la comida que se apiñaba a solo un par de kilómetros, en el pueblo de Pinedown Hill. Primero infectaría a uno, le mordería en el cuello y en lugar de comérselo, lo dejaría libre. Este, a su vez, infectaría a otro, este a otro, y luego a otro más... pronto formarían un ejercito implacable que se extendería por todo el mundo. Ni las armas más avanzadas, ni el valor más admirable, serian suficientes para superar su número. Y todo habría comenzado por...

El cuerpo descabezado del espécimen 0 siguió caminando un par de metros antes de caer sin vida en mitad del bosque. Tras un espeso follaje, un cazador bajó el cañón aún humeante de su escopeta.

- ¡¡Ven hijo!!, creo que he cazado un Alce.

lunes, 20 de octubre de 2008

Dedos de oro

Cuando sintió la mano experta sobre su vulva, se recostó en la cama, cerró los ojos y se dejó llevar por un placer que nació como una promesa en lo mas profundo de su mente, y que tras recorrer su espina dorsal, haciéndola arquear la espalda con su electrizante carga, desembocó en la vagina, palpitante y húmeda receptora de una avalancha imparable de caricias que la hicieron derramarse en los expertos dedos que la horadaban.

Entre intensos gemidos, se levantó, fue al baño y sonriéndose al espejo, se lavó las manos.

martes, 7 de octubre de 2008

,

Guerra civil

Nada hacia presagiar la tormenta que se abatiría sobre el sistema Anderson, aquella mañana de junio. Hasta entonces la compleja maquinaria del sistema había funcionado sin problemas. Los intercambios de materias primas entre distintas regiones, se realizaban con diligencia y desde el centro de mando, el mariscal Gordon mantenía la paz con su poderoso ejército, desbaratando las hordas de enemigos que intentaban invadirlos con frecuencia.

El sistema era gestionado por el consejo, donde representantes de las distintas regiones, decidía por mayoría el destino del sistema, tras recibir la aprobación del senador Brainer. Desde la creación del mismo, cincuenta y cuatro años antes, jamás había existido disensión alguna. Hasta aquel día...

El canciller Kidney, presento un ambicioso proyecto de expansión para su región. Necesitaría que se derivaran más y más recursos para poder llevar a cabo la tarea. El consejo tachó de locura semejante plan. El equilibrio existente no debía alterarse.

Kidney abandonó la reunión furioso con el resto de cancilleres. Tendrán noticias mías, gritó furioso mientras abandonaba el suntuoso edificio. Nada más llegar a su territorio dio la orden a sus ciudadanos de que tomaran las armas que durante años habían obtenido del contrabando y se lanzaran a la conquista del sistema. El consejo seguiría su voluntad por las malas.

Pero Brainer no se quedó con los brazos cruzados. Sus espías le informaron de las malignas intenciones de Kidney. El ejército, con el mariscal Gordon al frente, avanzó hacia el territorio rebelde, que ya había expandido sus fronteras a sangre y fuego, arrasando con todo lo que encontraban.

Durante meses, la lucha fue salvaje y sin descanso. Si bien en principio la ventaja fue para los rebeldes, la ayuda externa recibida por el ejercito gubernamental en forma de armamento y bombardeos estratégicos, le llevó a alcanzar la victoria. Victoria deslucida por la huida del autoproclamado Rey Kidney, que se escondió en un oscuro agujero a la espera de la revancha.

Durante meses, calculó su plan de venganza, mientras se mantenia informado de lo que ocurria en su antiguo reino. El fin del conflicto habia llevado consigo una ocupación pacifica, por el ejercito del consejo, que no obstante relajó la vigilancia, en cuanto estuvo claro que la amenaza de una nueva rebelión había desaparecido. Mas estaba equivocado, pues cuando el ejército se retiro a sus cuarteles, Kidney salió de su escondite y logro armar una contraofensiva con antiguos simpatizantes, que cogió por sorpresa al consejo.

Apenas un mes después, las fuerzas rebeldes habían ocupado el 70% del devastado sistema. Brainer certificó la rendición. La guerra había terminado.

Sentado en su trono, bajo un palacio en ruinas, Kidney no fue consciente de que era observado a través de la lente de un nuevo microscopio experimental, por otro sistema, el sistema Jones. Aquella mañana le tocaba revisar a sus pacientes con el nuevo aparato.

- No me queda mucho ¿verdad Doctor Jones? - le preguntó resignado el hombre de mediana edad que permanecia tumbado en la camilla, bajo el microscopio.

El médico no respondió. Al mirarle a los ojos, comprendió que era una pregunta retórica.

lunes, 22 de septiembre de 2008

2008 - 2108

Llevaba posada en la rama del árbol varios minutos, observando con atención los movimientos de un lustroso conejo que se afanaba en acaparar comida para el cercano invierno. El águila esperaba el momento apropiado para lanzarse sobre él y llenarse el buche con su sabrosa carne. Su compañera estaría orgullosa si lo viera.

El conejo se disponía a entrar por última vez en su madriguera. El águila extendió sus alas y dejó que el viento la impulsara hacia el roedor, que empujaba una zanahoria, inconsciente de que en breves instantes estaría en el cielo de los conejos, donde a las zanahorias se les llama Nacho Vidal.

El águila adelantó sus afiladas garras, pero antes de que se clavaran en el costado de su presa, un rayo salido de ninguna parte la convirtió en cenizas. El conejo miró hacia arriba y al ver que un trozo de carbón se dirigía hacia él a toda velocidad, dejó la zanahoria y salió corriendo hacia su refugio.
El cielo se oscureció y rayos y más rayos se concentraron en un punto del bosque, hasta formar una esfera luminosa de dos metros de diámetro, que estalló en mil pedazos, descubriendo la forma de un hombre fornido y musculoso, completamente desnudo.

El desconocido miró a su alrededor desconcertado. Comprobó que no le faltaba ninguna extremidad y empezó a caminar por un sendero que discurría a varios metros de donde había aparecido, dejando tras de si un circulo de hierba chamuscada y maloliente.

Media hora después, se encontraba frente a las puertas de una granja. Llamó al timbre una vez, dos, tres... y nadie respondió, entonces, de un puñetazo la echó abajo y se introdujo en el salón, donde no tardó en aparecer el dueño de las tierras, metiéndose el refajo por los pantalones.

Al ver al hombre desnudo, el granjero se quedó pasmado. No porque no hubiera visto nunca a un hombre desnudo, sino porque se le habían colado en casa. El desconocido se le acercó y con un movimiento seco, lo agarró de la camisa y lo levantó a diez centímetros del suelo.
- Quiero tu ropa, tu boina y tu motocicleta. - dijo con voz metálica.

- N... no tengo mo.. moto, solo un tractor, l.. lo tengo aparcado ahí atrás.- balbuceó el labriego, mientras rebuscaba en el bolsillo de su camisa de cuadros, las llaves.

El desconocido echó un vistazo por la ventana y vio el vehículo aparcado. Brillaba imponente bajo el sol de la mañana.

- Servirá - fue todo lo que dijo, antes de dejar inconsciente al granjero, de un cabezazo.

Los usuarios de la autopista, contemplaban asombrados cómo un tractor rojo fuego avanzaba con paso lento en dirección a la costa. Más de uno intentó recriminar al conductor su actitud, pero cuando le miraban a la cara, el miedo se apoderaba de ellos, se disculpaban y reducían velocidad. Pronto, el tractor acumulaba cinco kilómetros de retenciones tras de si. Cuando tomó el desvío hacia la ciudad, los conductores respiraron aliviados.

El desconocido aparcó el vehículo junto a una cabina de teléfonos. No sabia el domicilio de su objetivo. Podría encontrarlo en las paginas amarillas. Cuando cayó en la cuenta de que la guía era de comercios, había perdido dos horas de su valioso tiempo. Optó por llamar a información telefónica. Le dieron dos direcciones. Optó por la más evidente: la calle del higo nº 3.

Le abrió la puerta un hombre de mediana edad, de aspecto descuidado y cara de haber recibido una paliza de la vida. Parecía que se acabara de levantar y eso que pasaban de las doce del mediodía.

- Si, ¿Qué quiere? - preguntó mientras se rascaba el trasero, no porque le picara, sino porque es lo que se supone que hay que hacer cuando uno se levanta de la cama (por aquello de las chinches y eso)

- ¿Mr Roboto? - dijo el desconocido mientras echaba mano a la escopeta que le había robado al labriego.

- Si, soy yo.

Antes de que la ultima letra de su frase huyera por su garganta, el desconocido le había apuntado al pecho, descargando una andanada de perdigones, que le perforaron los pulmones. Quizás si hubiera pesado veinte kilos más, hubiera vivido. Para que luego digan que hacer dieta es sano.

- Elegí un mal día para cambiarme de nombre - fue lo último que dijo antes de expirar. Su mujer apareció de inmediato. En cuanto vio el cuerpo inerte de Mr Roboto, se plantó frente a él con los brazos en jarras, visiblemente enojada.

- Si ya lo decía yo. Pero claro, el señorito no me hace caso. Le parecía mal llamarse Frigiliano, con lo bonito que es. Él tenia que llamarse Mr Roboto, como el actor porno o el delincuente ese....y ya lo decía mi madre. No te cases con el, que tiene la cabeza como un albaricoque... ¿Ahora quien me va a pagar los zapatos?

El desconocido volvió al tractor dejando a la mujer echándole la bronca a su marido muerto y comprobó la otra dirección. Uno más y el trabajo estaría hecho.

Cien años en el futuro, un reducido grupo de humanos se felicitaba por el éxito de su misión, en las entrañas del complejo temporal CT-2. Una hora antes, habían lanzado un ataque directo contra las máquinas, dueñas del edificio, para impedir que enviaran un terminator al pasado con el objetivo de matar al futuro guía de la resistencia humana: Mr Roboto.

No lo habían evitado, pero al menos quedaba energía suficiente para enviar a uno de ellos tras el robot. Su misión seria destruirlo y proteger a Roboto de su fatal destino. El cabo Richelieu se había ofrecido voluntario, no dudando en introducirse en la máquina en cuanto esta estuvo lista.

Cuando desapareció en mitad de una enorme bola de luz, el silencio cayó sobre los presentes como el telón que anuncia el fin del primer acto en una obra de teatro. El futuro estaba en manos de un hombre francés. Quizás debieron habérselo pensado mejor...

- Para celebrarlo, ¡vamonos de putas!- sugirió de pronto uno de los soldados.

La idea fue recibida con cánticos de aprobación y ruidos guturales, tan primitivos como el propio acto sexual. Ya estaban recogiendo el equipo, cuando de pronto la cúpula en la que se encontraba la máquina del tiempo, comenzó a iluminarse.

El ingeniero Sugar se acercó de un salto a la pantalla de monitorización.

- Algo está viniendo - grito mientras echaba mano de su fusil láser, gesto que fue repetido por todos los demás.

Una esfera luminosa surgió en medio de la plataforma, y los soldados se aprestaron a disparar en cuanto tuvieran visibilidad del objetivo. Puede que fuera una trampa de esos malditos robots.
Un hombre desorientado caminó un par de pasos antes de caer desplomado al suelo. Los soldados se acercaron, aun alerta.

- ¡¡Estoy en el pasado!!! - gritó Richelieu antes de perder el conocimiento.

La cara del sargento Lellan, al mando de la misión, se encendió como las alarmas de Sears cuando entra Winona Ryder.

- Joder, este puto aparato le ha enviado cinco minutos en el futuro - gritó - ¿Quién le puso la fecha a la máquina?

Miró a los soldados, colocados en semicírculo frente a él. Todos mantenían la mirada gacha. La furia del sargento era legendaria.

- Hablad maldita sea o volveréis a casa andando sobre la lengua.

El soldado Polanski levantó la cabeza y señaló al que tenia a su lado.

- Ha sido Pelaez, señor.

- ¿Pelaez? ¡¡¡Pero si ni siquiera sabe programar el vídeo!!! - vociferó mientras la vena de su cuello crecía sin parar - Desde luego estoy rodeado de putos incompetentes. ¡¡¡A ver que cojones vamos a hacer ahora!!!

- Sargento hable mejor que esto lo leen los niños - se atrevió a sugerir Sugar, ofendido por el obsceno lenguaje de su superior.

- ¿Los niños? Los niños me importan un pimiento. ¿Sabe donde mandaría yo a los niños? A la mismísima mierda. Jodidos niños, que crezcan ya y dejen a su pu...

Todos los soldados descargaron sus lásers sobre Lellan. Allí donde debiera haber carne chamuscada, se desprendían pedazos de plástico biológico mezclado con aceite lubricante. Era un hecho ampliamente conocido por la resistencia que los robots odiaban a los niños, porque ellos no habían tenido infancia.

- Nos la han colado otra vez - dijo Polanski mientras contemplaba los restos de uno de los nuevos modelos de terminator- Y nunca son androides mujeres ¿eh? y mira que lo tendrían fácil para acabar con nosotros. Yo al cuarto necesito una transfusión de sangre...

- ¡¡Fanstama!! - gritó alguien cubierto por el anonimato.

Sugar echó un vistazo a los registros de la cámara de seguridad del edificio. En ellos se veía como Lellan había modificado la fecha de la máquina, mientras todos estaban distraídos con el teatro de sombras chinescas que había improvisado Shotsworth.

- Después de todo no fue culpa de Pelaez - informó al grupo. - Creo que se merece una disculpa.

- Lo sentimos Pelaez - dijeron en grupo.

- Lo justo es que al ser el miembro de más antigüedad, reciba un ascenso ya que hay un puesto vacante - sugirió el ingeniero.

- Lo primer es decidir qué vamos a hacer - dijo Pelaez hinchando el pecho para darse aires. - ¿Alguien tiene una idea?

Polanski levantó la mano.

- Yo tengo una.

Como cada día a eso de las 6 de la tarde, Mr Roboto se sentó tras la ventana de su habitación, oculto tras una gran cortina granate. De un momento a otro aparecería su vecina, desnuda tras su reconfortante ducha diaria.

- Vaya melones, se le han puesto - pensó al verla aparecer aunque no veía muy bien con la cortina del baño por medio. - Un momento, eso no son tetas, son...

En cuanto comprendió la amenaza que se cernía sobre él, salió corriendo. Justo cuando abandonaba el edificio, el terminator lanzaba sus 2 misiles pectorales, volando por los aires su hogar.

Con el polvillo de lo que había sido su dormitorio, posándose aún sobre su cuerpo, Mr Roboto se dirigió furioso al edificio de enfrente dispuesto a pedir explicaciones. La puerta de la vecina se encontraba arrancada de cuajo, descansando sobre el suelo del salón. Frente a la ventana, un granjero hiperhormonado escrutaba el edificio de enfrente en busca de posibles supervivientes a los que matar.
- ¿Has sido tú el que ha intentado matarme? - preguntó Roboto con cierta inocencia.

El granjero no sólo no se dignó a responder, sino que con dos zancadas se puso a la altura de Roboto y le propinó un puñetazo que lo levantó del suelo, lanzándolo hacia el pasillo del edificio.

Aún dolorido, Roboto vio como el granjero se acercaba a él con intenciones nada buenas. Se levantó como pudo y salió huyendo. El misterioso atacante comenzó a correr tras él. No podía ir más rápido con aquellas piernas rechonchas, así que miro a su alrededor. Tenia que robar un vehículo. Una niña surgió como caída del cielo, al girar la esquina. Roboto le usufructuó su bicicleta y huyó calle abajo. El granjero, que había visto toda la escena, volvió a por el tractor y se inicio una estrambótica persecución por las calles de la ciudad, en la que Roboto se llevó por delante a varios ancianos y un puesto de perritos calientes. Varios fueron los transeúntes que llamaron a la policía, pero cuando explicaban que un tractor iba persiguiendo a una bicicleta, el agente al cargo se reía de ellos.

Las fuerzas comenzaban a abandonar el maltratado cuerpo de Roboto. No podía seguir huyendo más, ahora debía esconderse. Echó un vistazo a la zona en la que se encontraba. No tenia muchas opciones. Una galería de arte, una asociación cultural rumana y un bar. Se metió en el único lugar en el que podría encontrar gente, entre la que pasar desapercibido: el bar "La Ostra Azul".

Nunca había estado en esa parte de la ciudad, así que se sorprendió cuando se vio rodeado por más de un centenar de amantes del cuero apiñados en el pequeño local. Se abrió paso a codazos entre el gentío, que charlaba tranquilamente mientras por los altavoces cantaba Paloma San basilio bajo un mar de estrellas artificiales que decoraban el techo. Debía encontrar un teléfono y pedir ayudar a la policía.
Encontró uno junto a la puerta del baño. Apretujado entre dos miembros de los Village People, logró sacar una moneda e introducirla en la rendija. Apenas un tono después, recibió respuesta por parte de la voz impersonal de una policía.

- Si, ¿que desea?

- Socorro, me persigue un labriego, ¡¡¡Ha intentado matarme!!! - gritó preso de los nervios. A cualquier lugar que mirará veía tipos musculosos y brillantes que le recordaban a su perseguidor. Pegó un respingo cuando sintió que alguien o algo le pellizcaba el trasero.

- Muy bien, quédese ahí. Le enviaremos una patrulla.

De pronto, el que hacia de indio acercó sus labios al oido que tenia libre y le susurró:

- Háblame del mar marinero...

- Casi prefiero irme de aquí -respondió apresurado.

- Como usted quiera. Su llamada me parecía una gilipollez y no iba a mandar a nadie.

Pero Roboto no tuvo oportunidad de escucharla, pues más veloz que un rayo colgó y se dirigió a la salida. Allí se dio de bruces con el terminator, que propinaba una lluvia de golpes sobre un grupo de rumanos que intentaba robarle el tractor.

Su primer pensamiento fue coger de nuevo la bici, pero alguien se había llevado el sillín.

- Debe de haberla robado alguno de ahí dentro - pensó durante un critico instante, pues fue el tiempo que el androide tardó en darse cuenta de que su presa estaba ante sus narices. Despachó de sendos disparos a los ladrones y se dirigió con paso firme hacia el tembloroso Roboto, apuntándole con la escopeta.

- Te juro que no le hice nada a tu vaca - gimió asustado - al menos nada que no quisiera...

Escuchó el mortal chasquido del gatillo. Durante una fracción de segundo vio pasar frente a sus ojos Annie Hall, su vida era demasiado aburrida como para recordarla en aquellos momentos. Esperó el cálido choque del cartucho abriendo sus entrañas, pero no sintió nada. El terminator miraba por el agujero del arma, extrañado. Se había quedado sin balas.

Un coche apareció en escena con un enorme chirrido. Se paró junto a Roboto.

- ¡¡Entra!! - le apremió el conductor, un niño de no más de diez años, de mirada despierta y pelo revuelto, vestido con un jersey de mi pequeño pony...

Roboto no se movió. No sabia si podía confiar en él ¿Un niño al que le gustaba Mi pequeño pony?.

- ¿Quieres vivir? - le insistió el chaval.

No se lo tuvo que repetir de nuevo. Abrió la puerta y se introdujo de un salto. El coche se perdió en la bulliciosa autopista, antes de que el terminator pudiera reaccionar.

Tras media hora de viaje entre callejones, para evitar ser seguidos, se introdujeron en un parking subterráneo. Tras aparcar frente a un Corvette blanco. Mr Roboto sacó las llaves del contacto y se las guardó en el bolsillo.

- No pienso dártelas hasta que no me digas qué está pasando. Para empezar, ¿como te llamas?

- Robotín - respondió con orgullo el chico.

- ¿Robotin? oye, oye, ahora no me dirás que soy tu padre y que vienes a pedir la pensión alimenticia ¿no?. Es imposible, siempre tomo precauciones. Además, yo solo me he acostado con una mujer. A ver, ¿como se llama tu madre?

- Robota.

- Hostia....

Roboto se quedó pensativo recordando los momentos de pasión sobre la encimera aquel verano... Robotín trató de tranquilizarlo.

- No soy tu hijo. Vengo del futuro; de cien años en el futuro para ser exactos. Ese granjero que nos perseguía es un T-600, un robot con esqueleto de metal y cuerpo de plástico. Bueno, plástico no es porque si no parecería sacado de un chino, pero no es carne. Su misión es acabar contigo.

- ¿Conmigo? - preguntó extrañado Roboto, pues nunca pensó que causara tanto interés en alguien, o algo.

- Tu legado como escritor cambiará el mundo. Serás el guía espiritual de la nueva sociedad que renacerá tras la desaparición del capitalismo en 2009 y tus libros permanecerán en el numero dos de ventas durante toda la eternidad, por detrás de "El niño con el pijama de rayas" que por cierto muere al final.

Roboto dio un respingo que sorprendió al chico.

- ¡¡¡Tio!!! ¡¡¡me iba a leer ese libro la semana que viene!!!. De todas formas, ¿Qué tiene que ver eso con que un madelman del siglo 22 quiera matarme? ¿Le envían los testigos de Jehova?

- No. Tus revolucionarias ideas sobre el amor libre llevarán al desarrollo de robots sexuales. Añadirás una nueva ley de la robótica que traerá un nuevo amanecer para los humanos sintéticos y los adolescentes sin pareja.

- ¿Cual?

- No puedo decirla. Soy menor de edad. El caso es que en el 2050 los androides se rebelaron. Se hicieron con el botón nuclear y lanzaron un ataque nuclear contra El Pinillo. Desde entonces estamos en guerra contra ellos. Tu ejemplo es el que nos anima a seguir luchando. Tu libro "Guerrilla urbana en el siglo XXI" se estudia en todas las escuelas, es por eso que la resistencia me envió para que no te pasara nada.

- ¿Y me mandan un niño para defenderme? ¿Tan poco me aprecian? Al menos podrías haberte traído un arma del futuro o algo. ¿Con que piensas evitar que esa máquina me destripe?

- Bueno tengo un tirachinas...

- Oh, fabuloso - murmuró Roboto para si, mientras se dejaba caer en el asiento. Hasta que una idea se hizo en su mente.

- Al menos estás preparado en artes marciales ¿no? ¿Tienes algún cachivache del futuro? un gorrocoptero o un bolsillo a la cuarta dimensión...o ¿eres superinteligente?

Robotín se lo pensó unos instantes antes de contestar.

- La verdad es que soy un niño normal. A ver, mi madre dice que soy el más guapo del mundo, pero es mi madre, ¿Qué va a decir? Aunque yo cuando me miro al espejo... Verás, yo estaba en clase de lengua, cuando de pronto entró mi padre y me dijo: Niño, levántate que hoy te vas a hacer un hombre.

- ¿Te iba a llevar a ....? ¿Con...? ¿Cuantos años tienes?

- Doce. Si, eso pensé yo, que me llevaba "ahí", pero empecé a sospechar que me equivocaba, cuando me metió en una cúpula llena de amigotes suyos. El resto te lo puedes imaginar. Aquí estoy.

- ¿Quién es tu padre?

- El sargento Pelaez.

- Ya hablaré con él - masculló Roboto entre dientes, pensando en la forma de vengarse por haberle enviado a un simple niño.

- Mi madre lo va a currar cuando volvamos a casa, pero él se lo ha buscado. Ahora, ¿me das las llaves por favor?

Le lanzó las llaves y volvió a rebullirse en el asiento.

- Un momento, hay algo que no me cuadra. Yo dejé de escribir y no pienso volver a hacerlo jamás.
Robotín arrancó el coche. El motor rugió con la alegría de haber vuelto a la vida.

- Si dejas de escribir, los robots habrán ganado. ¿De verdad quieres eso?

Mr Roboto perdió la vista en el infinito, pensando sobre como seria su futuro, mientras de fondo sonaba una música épica que fue subiendo de intensidad hasta que finalmente...

Con un estruendo procedente del mismísimo infierno, el tractor apareció por la entrada al parking haciendo saltar chispas de la pared con la que tomaba contacto.

De inmediato, Robotín puso en marcha el coche. Tratando de huir de las embestidas del tractor, el cual chocó contra su parte trasera, cuando subían la rampa hacia la superficie. Una vez en la calle, el tractor les empujó contra una farola. El coche quedó estampado contra ella. Bajaron del vehículo a toda velocidad y corrieron hacia un centro comercial a pocos metros de donde se encontraban. A esas horas de la tarde, estaba lleno. Con tanta gente al terminator le costaría dar con ellos. Se escondieron en uno de los baños, para decidir qué hacer a continuación.

- ¿Qué vamos a hacer a continuación? - preguntó Roboto presa de los nervios.

- O bien huir toda la vida o acabar con el Terminator. Como a las once tengo que estar en casa, va a ser lo segundo.

- Entonces le pegamos un tiro y listo - sugirió Roboto.

- No es tan fácil. Es un robot, ¿recuerdas?

- Pues le metemos un virus y listo.

- Solo tiene un puerto de comunicaciones y está en un sitio muy desagradable...

Las puertas del baño se abrieron de par en par. Tras ella, apareció el asesino, con cara de pocos amigos y una ametralladora apuntándoles. Con una velocidad propia de quien quiere librarse de una paternidad no deseada, se agacharon mientras las balas silbaban sobre sus cabezas, haciendo añicos los espejos de los lavabos. Por fortuna, pudieron escabullirse de aquella ratonera gateando entre las piernas del autómata, que guardaba una bomba en la entrepierna y por ello no se atrevía a cerrarlas.
Salieron de nuevo a la calle, para que no hubiera víctimas inocentes, aunque eso a Roboto le daba igual con tal de salvar el pellejo. El chico le había robado la cartera y se había visto obligado a seguirlo fuera. El T-600 no tardó en aparecer. Roboto comenzó a correr, pero al ver que no le seguía Robotin, se detuvo.

- Vamos corre, no podemos dejar que nos pille.

- Yo me quedo aquí a hacerle frente. Además contra mi no tiene nada. Al que quiere matar es a ti.

- ¿Que piensas hacer entonces?

- Voy a hacerle frente. Para los robots no existimos. No nos pueden atacar porque no comprenden nuestra existencia. A lo más que llegan es a insultarnos. Pueden ser muy desagradables, pero ya estoy inmunizado. Mi padre cuando se emborracha es un energúmeno.

- ¡¡¡Es una oportunidad para meterle el virus!!! - sugirió esperanzado.

- ¡¡¡No pienso meterle la mano ahí!!!- replicó enfadado el chico, mientras se lanzaba sobre el asesino, saltaba sobre su cabeza y comenzaba a tirarle de los pelos con saña.

- Entonces... ¿puedo irme?

Antes de que escuchara la respuesta afirmativa, Mr Roboto ya corría calle abajo, hacia la avenida principal. Corrió sin mirar atrás durante varios metros, hasta que el buzón de correos que había sobrepasado un segundo antes, saltó por los aires. La lucha con Robotin había sido efímera, pues el terminator corría tras él disparándole ráfaga tras ráfaga de ametralladora, haciendo estallar el mobiliario urbano a su alrededor: un coche, la moto de un repartidor de Telepizza abocado a la ruina, una cabina de teléfonos y el carrito de un bebe (vacío)

Tantas carreras habían menguado sus ya de por si escasas fuerzas. No podía seguir corriendo, debía esconderse en algún sitio y pensar algo. El peep show junto al que pasaba, le pareció el lugar ideal. Muchas veces había pasado por enfrente, pero jamás se había atrevido a entrar. El encargado nada mas verlo salió del mostrador.

- Hola Mr Roboto- dijo- ¿Qué te trae a estas horas por aquí? Todavía no esta lista Lulu.
Bueno, igual alguna vez si que había entrado.

- Tienes que ocultarme Eusebio- suplicó mientras le cogía por los brazos- Me persigue un tío con malas pulgas.

- Métete en una de las cabinas- le sugirió tras pensar unos instantes. No podía permitirse el lujo de perder a su mejor cliente. - Ahora están actuando Flora y Florián.

- ¿La hora de las hortalizas?

- Así es. La tuya está libre.

Mr Roboto se introdujo por el oscuro corredor hasta llegar a la cabina 11. Atrancó la puerta con la silla y se dispuso a disfrutar del espectáculo. Ya que estaba...

Pero no pudo ver mucho. Ni siquiera la frágil butaca pudo contener la furia del asesino y pronto la puerta paso a la historia. Quedaron robot y Roboto frente a frente.

- ¿Qué has hecho con Robotin? - preguntó temiéndose lo peor.

- Está muerto - respondió fríamente la máquina.

- ¡¡¡Que hijoputa!!!

Con ese grito de rabia, se lanzó contra el terminator, le cogió del fajín y tiro de él, haciendo que diera un par de vueltas sobre si, pero no perdió el equilibrio como esperaba si no que le devolvió el ataque con un certero puñetazo que impacto en la frente de Roboto.

- Ajajá, has elegido un mal sitio para golpear, mi frente está hecha de titanio, ¿por qué crees que no me crece el pelo? (en realidad estaba calvo y su "frente" profundizaba en el cuero cabelludo diez centímetros mas que la media nacional, pero nunca lo reconocería)

El terminator no se rindió tan fácilmente. Se enzarzaron en una pelea en la que ninguno de los dos llegó a conectar un golpe, hasta que la máquina, dispuesta a conseguir la ventaja, lanzó una patada que Roboto pudo esquivar a duras penas, no así la pared de plexiglas que separaba la cabina del show, la cual cayó noqueada sobre la superficie acolchada donde trabajaba la pareja. El terminator puso sus ojos sobre los cuerpos desnudos y sudorosos de los actores.

- ¿Qué están haciendo? ¿Se están haciendo daño?- preguntó dubitativo tras examinar su base de datos y no encontrar aquellas posturas en su lista de posiciones mortales.

- Están haciendo niños - respondió brillantemente Roboto.

- Flora, ¡¡¡me dijiste que tomabas la píldora!!! - repuso aterrorizado Florian, cuya sorpresa por el derrumbe había dado paso al miedo. Ese era su ultimo espectáculo y un actor porno no podía costearse los gastos que conlleva un hijo.

La respuesta de Roboto desbordó los circuitos lógicos del T-600 dando paso a un pantallazo azul que sustituyó a las estadísticas que se mostraban ante sus ojos. Tardaría un buen rato en volver a reinicializar el sistema. Hasta entonces, no podía moverse.

Mr Roboto debía aprovechar aquel momento. Miró a su alrededor en busca de un arma. Alguno de sus asistentes, que estaban viendo todo desde sus cabinas, ofrecieron sus navajas, pero eran inútiles. Otro sugirió con cierta sorna, que Flora le diera un tetazo, algo que podría dejar ko a cualquiera pero no a un androide.

Entonces, lo vio. Un consolador modelo Mandingo, atrezo de la función.

- No es un virus pero bueno... - dijo Roboto mientras se lo introducía por el puerto de comunicaciones. En ese momento el terminator volvió a retomar el control de sus extremidades. Demasiado tarde, pues el objeto extraño había dañado su fuente de energía.

- ¡¡¡Que hijoputa!!- grito el robot con la voz distorsionada por las oleadas de energía pura que recorrían su cuerpo, el cual comenzó a vibrar violentamente. De un momento a otro seguramente estallara. Los clientes, con Roboto a la cabeza, salieron huyendo hasta refugiarse en una boca de metro cercana, desde la que sintieron la deflagración. Al volver, se encontraron con un montón de escombros donde antes se alzó el mejor teatro para adultos de la ciudad.

Roboto se lamentaba de la perdida, cuando escuchó una voz familiar tras él.

- Oh, estás bien. ¡¡Vaya suerte!!

- ¡¡¡Robotín!!! ¡¡¡Estás vivo!!!

Ahí estaba el chico, aparentemente sin ningún rasguño y con un mazo de cartas en la mano.

- Si...ya, perdona, pero es que mientras intentaba sacarle un ojo al terminator, fuimos a parar a un kiosco y vi unos cromos de la liga de fútbol. Ya solo me falta Raúl para completar la colección. Te he cogido veinte euros prestados, espero que no te importe.

Robotín guardo las cartas en un bolsillo del pantalón y miró alrededor buscando algo.

- Bueno, yo me voy- informó sin mucho convencimiento.

- ¿Cómo vas a hacerlo? - preguntó Roboto, ignorante de la mecánica de los viajes temporales.

- Buena pregunta. Mi padre me dijo que a las once volviera. Son las diez, así que supongo que habrá que esperar. Oye, ¿me invitas al burguer? Es que es la hora de la cena y no he comido nada desde esta mañana...

El chaval le había salvado la vida. Invitarle a una hamburguesa era lo menos que podía hacer. El restaurante estaba semivacío, apenas un par de grupos de adolescentes pasaban la noche en aquel local. Se sentaron en una mesa junto a la ventana, desde la que se podía ver la noche oscura, sin estrellas ni luna. Algo no le cuadraba a Roboto.

- Si yo crearé los robots sexuales, ¿por qué no vinisteis a matarme?

- Según mi padre esos robots son una pasada.

- ¿Y por qué querían matarme ellos? De haberlo conseguido, ellos hubieran dejado de existir...

- Prefieren eso a acostarse con Marlon Brando.

- Comprendo...- susurró lacónicamente Roboto mientras perdía su vista en el horizonte.

A las once en punto un portal temporal se abrió justo frente a la ventana.

- Hora de irse - dijo Robotin mientras se limpiaba las migas del jersey.- Antes por favor, prométeme que no lo dejarás.

Mr Roboto lo miró fijamente, meditando la respuesta.

- Volveré a escribir- dijo al fin- . ¡¡Por el mundo libre y la promoción de mis trabajos!!

viernes, 4 de julio de 2008

, ,

Armand

Había pasado la tarde en las nubes, mirando el reloj más que a la pantalla de su ordenador, imaginando cómo seria tenerlo entre sus brazos, más que terminando el informe de contabilidad. Le era imposible trabajar sabiendo que en su casa la esperaba su largamente esperado Armand: su novio, amante, compañero de cama, amigo, todo eso y mucho más, siempre que podía viajar a la ciudad para estar con ella, lo cual por desgracia, no era muy a menudo.

Dos meses llevaba sin sentir sus recias manos sobre su cintura, sin saborear sus dulces labios, sin sentir la dureza de su miembro en su vagina, que, a esas horas de la tarde, a pocos minutos de terminar su jornada, comenzaba a derramar sus jugos, anticipándose a las atenciones con las que sería colmada.

Cuando la alarma de su móvil suena, corre hacia su casa, movida por el deseo que quema sus entrañas y que da alas a sus piernas torneadas y suaves, que la llevan durante lo que le parece una eternidad, a los brazos de su hombre.

Al abrir la puerta lo encuentra en el salón, dormido en el sofá, descansando tras el largo viaje desde París.

Se acerca a él sin hacer ruido, se arrodilla ante su cara y lo contempla con dulzura. No es especialmente guapo, pero a ella le gusta. Como si presintiera su presencia, Armand abre los ojos. Se miran fijamente y aunque fue la lujuria la que azuzó su espíritu, ahora, ante él, no es un instinto primario, sino el amor, el que guía sus labios hacia los de él, para besarlo con ternura y un cariño infinito.

No hay palabras de bienvenida, no hay saludos innecesarios, solo caricias ansiadas durante demasiadas noches y besos compulsivos, tumbados en el sofá, mientras exploran sus cuerpos en busca de terrenos amigables, hollados con anterioridad..

Se siente ligera como una pluma cuando la coge entre sus brazos, la levanta del suelo y la lleva en volandas hacia la mesa de caoba que preside la habitación. La sienta en el filo y abre su blusa, dejando al descubierto sus generosos senos, cubiertos por un sujetador que no tarda en desaparecer del camino de la lengua de Armand, que lame con meticulosidad la periferia de sus pezones, endureciéndolos con tan sólo percibir su cercanía y lanzando descargas de placer que la hacen estremecer cuando los labios de su amante se apoderan de ellos, chupándolos con fruición, pellizcándolos con delicadeza, al tiempo que sus dedos se apoderan de sus pechos, haciendo rebosar su carne entre ellos. La rudeza de sus caricias contrasta con la delicadeza de sus besos…

Armand enrolla su falda a la cintura y se desprende de la ropa interior, empapada de excitación. Ella abre las piernas invitándolo a entrar al fondo de su ser. El ofrecimiento es aceptado sin dilación y tras deshacerse de sus pantalones, despliega su palpitante falo, que apunta con impaciencia al centro de su vulva.

Cuando la imponente verga se abre camino entre sus pliegues carnosos, se abrazan con fuerza, juntando sus pechos, uniendo sus corazones desbocados por la pasión, enlazando sus lenguas como dos enredaderas, incapaces de desligarse la una de la otra. Y mientras se miran a los ojos y ven en ellos el reflejo del amor del uno por el otro, él la penetra lentamente, amándola con cada embestida, creando oleadas de placer que se estrellan en su mente, ahogándola, uniéndolos en un torbellino de frenesí que la hace abandonarse, dejando el control de su consciencia a sus sentidos.

Entre gemidos entrecortados, se recuesta sobre la mesa, rodea con sus piernas su cintura empujándolo contra ella y deja que su marido, su amante, él, la posea y la haga suya, haciéndole olvidar la distancia, los problemas, ¡TODO!

Un estremecimiento en él, le advierte que está a punto de derramarse en su interior. Le suplica que se detenga. Lo hace a regañadientes pues ha esperado mucho por ese momento, pero quiere complacerla.

Ella baja de la mesa, se arrodilla delante de él, apoya los brazos en el suelo, y así, a cuatro patas, como un animal salvaje, le pide que la cubra. Ya no más dulzura, no más consideración, quiere ser follada, sentirse una mujer deseada. Que piense que es una calentorra, no le importa. Quiere sentir los golpes de cadera de Armand contra sus nalgas mientras su pene horada su carne suplicante, quiere sentirse explotar, desde el bajo vientre a la cabeza, desde sus pechos hinchados a su sexo chorreante. Quiere sentir el orgasmo que ya llega y ya no gime, grita, y se libera del tiempo sin compañía, se libera de la tensión diaria, de la rutina de su vida….

Tras alcanzar el orgasmo, vuelve a donde siempre estuvo, a su cama solitaria y fría, sólo habitada por su cuerpo agonizante de placer, aguijoneado por el dolor, golpeado por la tristeza, encendido por sus diestras manos… Y en silencio, desnuda sobre las mantas que una vez compartieron, llora, pues Armand ya no volverá a poseerla jamás, sólo en sus recuerdos.

martes, 20 de mayo de 2008

Anoche fui... un jarcor gamer

He venido cabreado de la tienda del barrio. Quería comprarme el GTA IV y he tenido que abrirme paso a codazos entre una masa de niños con sus Mario Kart. Cuanta ignorancia junta. Para colmo, no veía el juego por ninguna parte, sin embargo había copias de "Imagina ser mamá" por todas partes. Eso le diría yo a más de una del insti; pero para jugar, ¡no gracias!

Al final el dependiente me dijo que no le había llegado el juego, porque en la zona la gente no tenia la PS3. No lo comprendo. Yo me la compré nada más salir. Quería que cuando fuera caminando por la calle dijeran: "mira, mira. Ahí va el tio que tiene la play3. Como mola, ¡¡hagámonos sus amigos!!" Necesitaba unos nuevos, porque los que tenia, dejaron de venir a casa cuando las consolas bajaron de precio. Yo ya tenia la PS2, la PSX y la PSP, pero nunca se tienen suficientes playstations.

Además, ese rollo de que mi abuela juegue con mi consola no me va. No quiero que mi familia la toque, ellos no tienen el "don" como yo, que me pasé el Killzone sin que me mataran una sola vez. Me sentí el rey del universo, aunque mi madre me mandó a tirar la basura y no pude inmortalizar el momento con una foto.

El único que podría considerar como uno de los mios, es mi hermano, superviviente de la guerra Sega-Nintendo. A veces me cuenta sus batallitas y aún hoy queda con un tal Sandoval para darse de palos.... pero no le interesan mis juegos, él solo echa alguna partida al Super Mario world. No es por insinuar nada, pero yo nunca le he conocido novia....

Mis padres y mi hermana, se compraron la wii, y muchas veces les escucho reírse desde mi habitación. ¿Te lo puedes creer? ¡¡Se ríen jugando!!! Eso es una falta de respeto enorme a las texturas en alta definición y el motor de física que te permite ver como se le deforma al enemigo la cara cuando recibe un petardazo en la cabeza. ¡¡Los juegos son una cosa muy seria para reírse con ellos!!

Me dicen de ir a jugar, pero a mi no me van esos juegos tan simples, prefiero las historias más elaboradas. Ya sabes, mafioso que va acribillando a sus rivales mientras pasea por la ciudad. Vamos que lo piensas y dices: ¿cómo no lo han hecho antes? ¡¡Si incluso parece la película de El padrino!!. Además, con esos juegos no me inmersiono. Si no siento el jadeo del prota en mi oído como si estuviera a mi lado, no me emociono. Yo lloré cuando Snake se comió una serpiente en mal estado y le sentó mal. Pobre, lo mal que lo pasó y yo sin poder hacer nada (era una escena cinemática)

Eso solo se consigue con unos gráficos de la leche. Yo si no veo un bump mapping depurado en un juego, tiro asqueado la caja a la basura. Sin ir más lejos, hace un par de semanas, me dio por levantar la vista de la pantalla y me di cuenta que tenia una ventana en el cuarto, pero a través de ella, no veía el mundo a gran resolución, tenia además algo de blooming.

Mi madre me dijo que la limpiara, pero yo paso de mover los brazos como si estuviera jugando a la wii y que me tomen por un niñato, así que lo que hice fue pedir dinero prestado a papa y comprarme una ventana nueva, esta vez sin cristal. Paso frío por las noches, pero oye, ahora veo la calle a 1080p, parece como si la tuviera ahí mismo.

En fin, voy a ver si puedo conseguir el GTA por Play-asia, que tengo descuento.

Sony Rulz, Mocosoft KK

domingo, 11 de mayo de 2008

Las fábulas de Mr Roboto: La flaqueza del chico de la caja

La habia conocido en la cola del super. Un lugar atípico para ligar, pero estaba en racha y cuando habia visto a aquel bombón rubio justo delante de él, no habia dudado un sólo segundo en lanzar sus redes sobre ella.

Minutos despues, se estaban enrollando en su sofa, con las bolsas de la compra desparramadas por el salón. Pronto la ropa recibió el mismo destino. La pasión les cegaba. Justo cuando se disponia a penetrarla, ella le detuvo.

- Ponte preservativo, por favor.

Rebuscó en su cartera y encontró uno, entre un billete de 1000 pesetas y el carnet del videoclub. Por desgracia, una vez que se lo puso se dio cuenta de que estaba roto. Intentó engañar a la chica, pero esta, ojo avizor, se percató de que aquello iba a ser menos efectivo que el método Ogino y cerró sus delicadas piernas.

Raudo y veloz, fue a una farmacia cercana, mientras se maldecia por la perdida de tan preciados minutos. Tras media hora de discusión con la farmaceutica sobre el tamaño de los profilácticos, volvió a la casa de la chica, que seguia en la misma posición entregada en la que la dejo.

Se desvistió en un instante y vistió a su hermano pequeño con el nuevo capuchón, cuando de repente sonó el timbre de la puerta.

- Cariño, abre, me dejé las llaves en la encimera esta mañana.

La cara de la chica se tiño de un pavoroso blanco. Rápidamente, se levantó y comenzó a vestirse.

- ¡¡¡Es mi marido!!! ¡¡Lárgate de aquí!!- gritó histérica.

Alarmado, reparó en una fotografia que reposaba sobre una mesita cercana al sofa. La rubia aparecia abrazada a un gorila depilado. A trancas y barrancas, se puso los pantalones, recogió el resto de su ropa y buscó desesperadamente una salida.

- ¡¡¡La ventana, sal por la ventana!!! - le sugirió la chica.

Sin pensarselo un segundo, saltó por ella. Si lo hubiera pensado, no lo habria hecho, pues el apartamento se encontraba en un 3º.

El resultado de la huida, fue su ingreso en urgencias. Habia caido mal sobre su pierna izquierda. Tumbado sobre la camilla de la sala de observación, esperaba el informe del médico, que no tardó en presentarse ante él con gesto serio.

- Ha tenido suerte, podria haberse matado - comenzó - sin embargo...

Cuando un médico dice "sin embargo" solo puede significar dos cosas: o malas noticias, o que te va a cobrar un pico. Y se encontraba en un hospital público...

- Sin embargo, tengo malas noticias (mierda) su pierna sufrió graves daños en la caida. Deberá usar bastón lo que le quede de vida.

Moraleja: un condón roto, te puede joder la vida.

jueves, 8 de mayo de 2008

, ,

Descubriendo

Con la mayor suavidad de la que fue capaz, reprimiendo el salvaje deseo de hacerla suya en ese mismo instante, Lucia posó sus labios sobre los de ella. Saboreó la dulzura de su boca. Sintió la suavidad de sus manos acariciando su espalda con timidez, la tersura de sus pechos, clavados en los suyos.

Sus lenguas emergieron de sus carnosas prisiones y se enzarzaron en un lúbrico combate por rendir la voluntad de la otra y dominarla con una pasión desenfrenada.

Fue un beso interminable en un lugar impensable para ella.

Había acudido a la casa de un amigo, que celebraba su cumpleaños con una gran fiesta. Al principio se había negado. La ruptura con su novio era demasiado reciente y además, conocía a pocos de los invitados. Pero Manu podía ser muy obstinado, y con poco entusiasmo, se había plantado en la puerta del piso, con un voluminoso regalo en los brazos. Tocó el timbre. La puerta se abrió y apareció ella…

En lo más profundo de su mente, un pesado muro, resquebrajado en las últimas semanas, fue derribado por una fuerza desconocida y primitiva, que llevaba emparedada demasiado tiempo.

Era simplemente preciosa. Morena de ojos verdes y perturbadores, que se presentó como Gabrielle, compañera de facultad de Manu. La invitó a entrar. El contacto con sus manos al darle el regalo para que lo colocara sobre la mesa, fue como una descarga eléctrica. Ella debió sentir lo mismo, pues unidas aún por unos pocos centímetros piel, la miró a los ojos, intentando adivinar los sentimientos que la inundaban, y que habían estado atormentándola toda la vida, luchando por ser aceptados.

En ese momento, llegó Manu y Gabrielle se perdió entre los invitados. Tras felicitarle, buscó nerviosa el rostro familiar de la morena, que se había instalado en su pensamiento para, estaba segura, no volver a salir de ellos nunca más.

La encontró junto a la mesa de las bebidas, sirviendo un ponche a un chico. Cuando se percató de que la miraba, sonrió. Y Lucia se sintió morir de felicidad.

Lo siguiente, jamás recordaría muy bien como llegó a eso, fue el beso. Un beso que borró los años pasados con un novio impuesto por la sociedad, las miradas furtivas mientras paseaban, los temores que le impedían dormir…

Y fue precisamente en uno de los dormitorios, donde descubrió el amor sáfico de mano de Gabrielle. Dedos que exploraron el territorio virgen de su piel, que se adentraron en las profundidades de su virtud, que horadaron sus entrañas con la precisión de un cirujano, extrayendo de el toneladas de placer, labios que dieron vida a sus pezones, erguidos por la acción de una lengua adiestrada, y finalmente, un orgasmo intenso que nació de su bajo vientre y que fue magnificado por la libertad que acaba de descubrir.

Exhausta y aún jadeante, se recostó sobre el hombro desnudo de su primera amante.

- Gracias- susurró antes de quedarse dormida.

miércoles, 30 de abril de 2008

El baile de las estrellas

Erase una vez, una pobre inmobiliaria que malvivia vendiendo casitas adosadas a los malvados ciudadanos de un lejano pais. No estaba contenta con su vida ni con su trabajo, porque los malvados ciudadanos se empeñaban en comprar sólo lo que podian permitirse pagar, que en aquellos tiempos de empleo estable y precios reales, no era moco de pavo precisamente. Pero la inmobiliaria queria más.

Un día, llegaron al reino un trio de fantásticos magos llamados Logse, pasapisero y crédito fácil, que con un terrible hechizo, hicieron cambiar la mentalidad de la inmensa mayoria de ciudadanos, que ahora despilfarraban su futuro con una sonrisa de oreja a oreja.

La vida comenzó a sonreir a la inmobiliaria, que se enriquecia más y más a costa de estudios por 300.000 euros y ofertas parecidas.

Durante unos años, viajó por los mejores resorts del caribe, condujo los coches más lujosos, y acudió a las discotecas del brazo de las mejores lumis que el dinero podia comprar. Pero todo lo bueno se acaba, y de lejanas tierras un poderoso hechicero llamado credit crunch, acompañado por sus acólitos petroleo caro, ipc, yuri... que deshizo el sortilegio de los malvados magos, con lo que la inmobiliaria entró en quiebra técnica.

Mientras esto sucedia, otra inmobiliaria que veia tambalearse el mercado, decidió buscar formas de atraer a la gente, para que les comprara algo. Y he aquí que se le ocurrió organizar un concurso de posts sobre las leyendas de cada localidad, cuyo anuncio lei en alguna parte y a cuya dirección de correo se me ocurrió enviar mi humilde participación.

Hoy, quince días despues del supuesto fallo del jurado, se han conocido los ganadores, entre los que, por supuesto, no me encuentro. Pero bueno lo importante es participar y averiguar donde vive el premiado para asaltar su casa por la noche (metafóricamente, que estamos en crisis y los abogados están a la que saltan)

He aqui el post:

El hecho de que Fuengirola sea una ciudad de acogida para miles de personas de todo el mundo ha hecho que la cultura local se enriquezca con leyendas e historias de diverso tipo. Pero esto ocurrió de forma reciente, con el desarrollo del turismo.

El proverbial atraso del pueblo nunca fue un buen caldo de cultivo para la aparición de leyendas autóctonas, más allá del omnipresente “Mantequero”, asesino sanguinario que se dedicaba a raptar niños por toda Andalucía, para hacer manteca con ellos. Sin embargo, hay una historia que se ha ido transmitiendo de padres a hijos, durante varias generaciones, asombrando a quien quiera que la escuchara.

Corría el verano del año 1920. Una ligera brisa proveniente del mar, refrescaba la costa, castigada por el sol hasta hacía un par de horas. Tras la dura jornada de pesca, la vida social del pueblo despertaba al brillo de la luna llena, bajo la cual los vecinos hacían corrillos a las puertas de sus casas encaladas, con el fin de compartir charla, bebida y los cotilleos diarios.

La noche transcurría plácida. Las estrellas titilaban en el despejado cielo. De pronto, una racha de viento huracanado, arrasó con furia las calles, lanzando por los aires: animales, personas y todo tipo de objetos. El murmullo de la conversación se tornó en un grito ahogado por el estruendo de la ventolera, que apenas duró un minuto.

Una vez vuelta la calma, todos se preguntaron qué había pasado. Los más viejos del lugar no recordaban nada parecido, salvo Luciano, un antiguo mercader que hizo fortuna en América, y que comentó que aquello le había parecido similar al paso de un tifón.

No había tenido ocasión de terminar de narrar como estuvo a punto de zozobrar por su causa el barco en el que iba, en uno de sus múltiples viajes, cuando se produjo un fenómeno aún más sorprendente.

El que dio la voz de alarma fue un niño, que jugaba en la calle principal junto con su familia.

- Papá, papá, el cielo se está moviendo - exclamó divertido.

Más por inercia que por interés, el padre alzó la vista, y lo que vio le dejó helado. Todos los presentes miraron también. ¡Las estrellas se estaban desplazando al unísono a toda velocidad! Parecía que huyeran del mar en una agitada carrera.

Pronto, algunos de los que miraban el extraño fenómeno, cayeron al suelo presa de mareos y vómitos. La campana de la iglesia repicaba sin cesar, y el párroco gritaba que se mantuviera la mirada lejos de aquella obra del demonio.

Los habitantes entraron como una exhalación en sus hogares y se encerraron a cal y canto hasta el amanecer.

Durante una semana, cuando se acercaba la puesta de sol, se abstenían de salir a la calle; pero la misteriosa cabalgada de los astros, jamás volvió a repetirse.

sábado, 26 de abril de 2008

,

El último diálogo de Crom

Muerta su reina y con su hijo en el trono de Aquilonia, a Conan solo le quedaba un último viaje por hacer. En la soledad de su habitación, se desprendió del manto real que aún portaba, como recuerdo de lo que llegó a convertirse, el que un día fue un sucio bárbaro de las estepas, con la fuerza de sus brazos y la maestría de su espada.

Abrió un ajado baúl y sacó una vieja capa hecha con la piel de un león de Nemedia y enfundado en ella, se adentró en la fría noche, sin que ni siquiera los celosos vigilantes de las murallas de palacio, se percataran de su salida.

Cabalgó durante días hacia su tierra natal. La tradición exigía presentarse ante Crom en el pico más alto de los monte Eiglophianos, no muy lejos de su aldea de nacimiento, antes de dejarse morir en la gélida montaña. Su momento había llegado.

Muchas veces había pasado junto a la gran montaña de Crom, lugar sagrado para todo cimmeriano, y siempre había sentido un escalofrío ante las inmensa mole de piedra y nieve. Ahora, pese a haber afrontado peligros inimaginables, pese a haber luchado con bestias demoníacas y haber visto la muerte de cerca, el mismo sentimiento de respeto, perturbaba su
alma. Pero su mano no le tembló cuando tuvo que comenzar a subir por la empinada pendiente,
sufriendo las inclemencias de una súbita tormenta de nieve, que dificultó su escalada y obligó a sus envejecidos músculos a forzarse al límite.

Llegó a la cima exhausto, tras más de seis horas de esfuerzo ininterrumpido. La tormenta desapareció tan rápido como se había formado y dejó el cielo totalmente despejado. Desde allí podía ver el blanco manto de nieve que cubría la tierra hasta el horizonte, la larga cordillera que se adentraba en Vanaheim y en la ladera norte de la montaña, los restos óseos de innumerables bárbaros, que como él, habían sido tan afortunados como para llegar al final de sus días.

Agarró con fuerza la empuñadura de su espada, colgada al cinto, y echó un último vistazo a la yerma explanada de roca en la que se encontraba. Alzó la mirada al cielo y comenzó a recitar lo más parecido a una oración, que conocían los cimmerios.

- ¡¡¡Crom!!! Conan, el cimmerio está ante tí. Innumerables hombres cayeron ante el filo de mi espada, casi tantos como estrellas cubren el cielo. Durante décadas de lucha, pedí que me insuflaras con la fuerza del acero, pero más de una vez desoiste mi llamada y tuve que valerme por mí mismo, saliendo victorioso una y otra vez, pues nada te debo a ti ni a tus supuestos poderes. Antes de que blanda mi espada por última vez, quiero comprobar si no eres más que un cuento de viejas, una leyenda como las que me encontré en otros lugares. ¡Muéstrate Crom!

Tras décadas maldiciéndole, pidiéndole ayuda en los albores de las grandes batallas, portando su nombre desde la fría Nordheim a la negra Zembabuei, desde la orgullosa Zingara a Khitai, Conan por fin obtuvo respuesta del venerable Crom. Cuya voz grave resonó en su mente.

- Desde que asaltaste las murallas de Venarium, he contemplado desde mi trono de acero, las hazañas que te encumbraron a la altura de un mito, espejo de una época, en el que todo hombre, mujer y niño quiere reflejarse. Tus gestas serán cantadas en las cortes de innumerables reinos que están por venir, como aún se cuentan las del legendario Kull. De entro todos los guerreros, tú has sido mi mejor servidor.

- ¡¡Conan no sirve a nadie más que a si mismo!! - rugió el bárbaro - ¡¡Y si morir significa tener que hacerlo, llevaré mi espada al más allá y veremos quién es el dios y quién el hombre!!.

Un profundo silencio sacudió la montaña, mientras Crom parecía meditar la amenaza.

- No vagarás por mi reino como uno más.- dijo finalmente -. Vivirás conmigo hasta el momento de la última batalla, en la que nuestras espadas combatan juntas, luchando por cobrarse la vida de nuestros enemigos y beber la sangre de aquellos que osen enfrentarnos. Pero antes, dime Conan, ¿qué es lo mejor de la vida?.

La fiera mirada del cimmerio, recobró el fuego de antaño, alzó la espada hacia el cielo y gritó:

- Aplastar enemigos, verlos destrozados y escuchar el lamento de sus mujeres.

- ¡¡Sea!! - bramó entonces Crom, en un grito que se clavó en el alma de todo habitante de Cimmeria, y cuyo recuerdo seria recordado con temor.

Y en medio de un intenso resplandor azulado, se desvaneció el mayor heroe de la edad Hyboria.

sábado, 19 de abril de 2008

, , ,

Pasion en el estadio

Los ecos del partido aún resonaban en las solitarias gradas. Todo el mundo había abandonado el estadio hacía bastantes minutos. De haber quedado alguien, podría haber visto cómo una pareja salía de entre las sombras del fondo sur y corría a través del campo hacia el túnel de vestuarios.  Durante todo el partido, habían intercambiado besos y furtivas caricias al amparo de un amplio abrigo que cubría sus piernas, aislándolos del frío de la noche, aunque pronto, entre toqueteos y abrazos, el calor fue inundando sus cuerpos, hasta inflamarlos más allá de lo soportable.  Por fortuna, el árbitro pitó pronto el final del partido. Sin decirle una palabra, cogió la mano de su amada Carme y la llevó tras una providencial columna, al cobijo de miradas ajenas.

Se fundieron en un apasionado abrazo, uniendo sus torsos con el ansia apremiante de unir sus almas. No hacia falta decir nada, sus miradas mostraban el deseo supremo por poseer sus cuerpos. Sus lenguas se encontraron en el vacío, y lucharon con denuedo por elegir el campo de batalla en el que demostrar su amor. Ganó Carme, y su lengua deseosa se introdujo en la boca de él, explorando cada rincón, recibiendo las caricias de su compañero.  Continuaron acariciándose sobre la ya indeseada ropa, delineando sus figuras con las manos, besándose con fruición...

Así estuvieron hasta que el silencio se apoderó del césped. Los guardas ya estarían patrullando por la zona administrativa del estadio. Tenían vía libre para cumplir una de sus fantasías más alocadas.  El vestuario del equipo local era un derroche de lujo y comodidades, comparable a cualquier spa de cinco estrellas. Nada más entrar, estaban las taquillas de los jugadores con sus respectivos bancos, pero al fondo de la sala, podía verse un moderno jacuzzi, camillas amplias para masajes, duchas....

Carme estaba maravillada ante tan fastuoso lugar. Se paseo frente a las taquillas, recitando la retahíla de nombres que adornaban cada una. De pronto, sintió cómo Dani la agarraba de la cintura, le daba la vuelta y la colocaba contra una de ellas. Sus ropas volaron por todo el vestuario hasta que quedaron desnudos, uno frente al otro. La levantó en vilo mientras devoraba ciego de pasión sus labios, las piernas de Carme rodearon su cintura, atrayéndolo hacia si.  Su pene se deslizó con facilidad en la húmeda vagina de ella, que recibió tamaña muestra de amor, con un prolongado gemido. El contacto de su espalda con la fría taquilla de metal, combinado con la excitación de la penetración, la estaba llevando a un nuevo nivel de placer.  Dani siguió embistiéndola más y más rápido, hundiendo su falo en las profundidades de su ser. Estaban haciendo un ruido de mil demonios, pero estaban tan excitados que no les importaba el hecho de que pudieran pillarlos; al contrario, eso les enardecía más.

Carme sintió en su bajo vientre como si una presa se rompiera y un caudal de sensaciones se derramara, esparciéndose por cada fibra de su ser. No pasó desapercibido para su pareja, que aumento la profundidad de la penetración. Finalmente, con un fuerte empujón que hizo que las taquillas temblaran, llegaron al éxtasis jadeantes y exhaustos.

Continuaron abrazados varios minutos más hasta que Carme se separó de él y le guiñó un ojo.

- Ahora toca relajarse - dijo picaramente.

Cogidos de la mano, lo llevó a la redonda bañera colocada en el centro de la habitación. Abrió los grifos. El agua salía fría y tardaría un buen rato en llenar el jacuzzi, así que sentó a Dani en un banquillo y se puso de rodillas ante él. Echó un vistazo a su entrepierna. Su miembro estaba flácido tras el esfuerzo de minutos antes. Lo tomó suavemente entre sus manos y comenzó a acariciarlo con ternura, como si pudiera romperse ante un gesto brusco.  No hizo falta mucho para que reaccionara a sus atenciones. A medida que sus delicados dedos se deslizaban arriba y abajo por el carnoso tronco, este iba cobrando vida, endureciéndose y aumentando de tamaño.  Antes de que alcanzara todo su esplendor, lo soltó y acercó sus labios hacia él.

- Quiero sentirlo crecer en mi boca.  Y de una tacada se lo introdujo en toda su extensión, en su boca.
Al contactar con su juguetona lengua, que lo circundaba sin cesar, el pene creció se súbito, mientras Carme no cesaba de lamerlo y besarlo con determinación.  - Si sigues así no tardaré en correrme - le advirtió entre jadeos Dani.

- No, no - respondió ella - quiero que lo hagas dentro de mi.

Recordó entonces el jacuzzi, ya debía estar listo. Se sentaron con cuidado en la bañera y abrieron las entradas para el aire. El agua empezó a burbujear a su alrededor. Carme se recostó sobre el pecho de Dani. Mientras disfrutaban del baño, exploraron sus sexos con sus dedos. Los de ella, aprisionaron con fuerza la verga de su amado, los de él, juguetearon con su bello púbico y luego descendieron hacia los pliegues carnosos del sur, donde excavaron hasta hallar el clítoris de Carme, hinchado y receptivo por la excitación.  Durante unos minutos que le parecieron eternos, la estuvo estimulando, llevándola al límite del éxtasis pero sin arrojarla a él. Se retiraba una y otra vez, aumentando su afán por correrse, cada vez que los firmes dedos de Dani, aprisionaba su centro de placer. Sin poder esperar un segundo más, se colocó sobre el pene enhiesto. Con extrema cautela, fue dirigiéndolo hacia su cálida vagina. Cuando este comenzó a introducirse en ella, sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo, se sentía llena, pletórica.   Un intenso quejido de ambos, anunció la llegada a ese mundo, en el que solo estaban ellos, amándose, dejándose llevar por el explosivo orgasmo que bullía en su sexo. Dani se abandonó dentro de ella, de su miembro surgieron oleadas de simiente que terminaron por derramarse en el agua bulliciosa del jacuzzi.  Aún con su pene en su interior, Carme se echó sobre el agotado cuerpo de su amante. Aquello habia sido más que una fantasia.

viernes, 11 de abril de 2008

La segunda venida de Cristo (II)

Jesucristo era un ser repleto de espiritualidad y amor, por eso, en mitad de aquel tórrido desierto mesopotámico, se cuidaba de caer en la tentación de maldecir a todo bicho viviente, como hubiera hecho cualquiera que llevara tres días caminando bajo aquel demoledor sol.

Por vigesimotercera vez, tomó en consideración la idea de crear un camello y un oasis donde poder refrescarse, pero recordó de nuevo la charla que había mantenido con si mismo, poco antes de partir. Eso de que "un gran poder conlleva una gran responsabilidad" le había marcado mucho, y le parecía frívolo usar sus habilidades en algo tan insignificante. Ya lo hizo una vez y le salió el pobre ornitorrinco.

De todas formas, el no necesitaba comer, ni beber, y tenia todo el tiempo del mundo para llegar a su destino: Roma, la puta de Babilonia.

- Hay que ver como se las gastaban los evangelistas, y mira que les prohibí decir tacos - pensó para si, al recordar un famoso pasaje de la Biblia - además de incultos, porque Babilonia la pasé hace dos horas y aún me quedan varias semanas para llegar a Italia.

- San Pedro te envía recuerdos.

- ¿Quien ha dicho eso? - preguntó sobresaltado Jesús

- ¿Cómo?

- Oh perdona, es la costumbre. Muestrate Gabriel. ¿Que nuevas me traes?

Un ángel de enormes alas blancas como las de un ganso antediluviano, que esgrimía una espada flameante en la mano, se materializó ante él.

- Saludos Señor. Vuestro fiel servidor está a vuestros pies.

- Veo que traes noticias - señaló Jesús mirando al papiro que portaba bajo el brazo.

- Así es - el arcángel envainó su espada con cuidado, y desenrolló el cilindro-. Recibí esta carta hace tres días, junto con unas extrañas instrucciones. Debía entregártela en este justo momento. Prefieres leerla tu mismo o....

- No por favor, adelante.

Gabriel aclaró su garganta y adoptó un gesto serio, antes de proceder a leer con voz firme y clara.

- Hijo mío, cuando recibas este mensaje, estarás en la Tierra, andando por el desierto camino de Roma y yo... bueno... lo que te iba a decir: no sigas. Tienes una nueva misión. El mundo ha perdido la fe en nosotros. Los hombres son tan crédulos que se creen cualquier cosa, con tal de que se las diga alguien simpático; y bien sabemos que pocos de entre nuestra iglesia podría quedar finalistas en Mister Simpatía. Por ello, cada día que pasa nuestro mensaje se va diluyendo en el devenir del tiempo. Los viejos métodos no funcionan. Los antiguos textos no encandilan a casi nadie. Hay que adaptarse a esta época extraña. Para ello, quiero que reúnas a cinco jóvenes. Serán los nuevos apóstoles-evangelistas que difundirán revelaran nuestra misión para con el ser humano.

- ¿Por qué tan pocos? - preguntó Jesús con el recuerdo de su visita anterior, fresco en la mente.

Pero Gabriel pareció no escucharle y continuó leyendo.

- Son pocos porque a no ser que le dieran patadas a un balón, los hombres no los recordarían a todos. Ellos inscribirán tus historias en las imperecederas páginas de la historia. Con su ayuda, haremos de este mundo algo mejor. Más abajo encontrarás la lista de seleccionados.

El mensajero enrolló el pergamino y se lo lanzó a Jesús, que pasó a examinarlo detenidamente.

- No hay ninguna mujer... - murmuró algo decepcionado.

- Sigue leyendo por favor - fue todo lo que dijo el ángel.

- Posdata: Nos vamos a modernizar, pero sin pasarse ¿eh?

Gabriel se elevó ligeramente.

- El mensaje está entregado. Vuelvo a mis quehaceres.

- Un momento - gritó Jesús - ¿Podrías acercarme? El primero de la lista es de Corea y si tengo que ir andando no llegaría nunca.

Para el Señor, caminar por las atestadas calles de Seul, era desconcertante. Puede que en la avenida que recorría, hubiera mas gente de la que vivió en Jerusalén en su época. Era difícil salir del caudal humano que fluía por la ciudad. tuvo que abrirse paso a codazos hasta llegar al lugar donde se hallaba su primer apóstol. Un ¿gold farmer? esmirriado que pasaba su vida en el cibercafé frente al que se hallaba.

Varios ordenadores se alineaban en dos columnas perfectamente simétricas. En ellos, varios jóvenes permanecían atentos a la pantalla, en silencio, mientras jugaban a algo llamado Carpe Diem. Todos le parecían iguales. Se preguntó si lograría descubrir a su hombre. En contraste con los silenciosos jugadores, podía escucharse, en el fondo de la sala, los gritos desgarradores de un hombre, no mayor de 22 años, que se lamentaba por su mala suerte mientras comía ganchitos compulsivamente.

- Por favor que no sea él -. Se iba diciendo el Señor, mientras se acercaba a su mesa-. Debe de haber un error

- Perdona- El joven paro de súbito y lo repaso de arriba a abajo. Tenia la mirada perdida, como si siguiera jugando sin mirar la pantalla- ¿Eres Kim Chu Soon?

- Si, soy yo (traducido del coreano)

-Mierda.

- ¿Como ha dicho?- preguntó Kim, que no entendía muy bien el coreano de aquel occidental.

- Nada, nada.- Se aclaró la garganta y se irguio imponente antes de exclamar: Soy Jesús de Nazaret.

- Si, lo se. Tengo un gif suyo. Ah, y no hay de qué.- Apuntó con su mano a Jesús e hizo un extraño ruido con la boca, que le desconcertó

- Bien, he venido aquí para llevarte conmigo alrededor del mundo.

- He leído esa novela. Julio Verne está muy sobrevalorado en mi opinión.- replicó el coreano antes de tragarse otro puñado de aperitivos.

- No me has entendido. Serás mi nuevo apóstol-evangelista. Serás mi mano derecha y registrarás todo lo que diga y haga en mi nuevo viaje por el globo.

Kim se lo pensó por unos instantes. Se rasco la cabeza indeciso, y alzo la vista para mirarle a los ojos.

- Bueno, si sólo es para eso... Lo grabaré todo en mi móvil de última generación.

- Hecho entonces. Levanta, tenemos que ir a reclutar a tus compañeros. Por cierto, ¿sabes karate?

- No - respondió Kim avergonzado por ser el único oriental que .

- Lástima, me vendría bien un guardaespaldas. Si lo hubiera tenido... En fin, cogete de mi mano. El camino al aeropuerto es muy largo y no quiero perderte entre el gentío.

Sentado en su butaca de clase turista, Jesucristo echaba de menos no haber cogido la cartera antes de salir de casa. Delante tenia a una mujer inmensa que daba de si su respaldo, apartándolo contra su asiento. Sentado a su lado, Kim temblaba como un hoja mientras sujetaba con fuerza su apagado móvil, quien sabe si por el hecho de volar o por no poder encenderlo. Aún quedaban varias horas de viaje, por lo que Jesús se recostó contra la ventanilla y confió en poder dormir un poco antes de llegar a su destino.

En el otro extremo del mundo, el joven monseñor Arturo Videla, esperaba nervioso ante la puerta del despacho de su Santidad. Un par de horas antes le habían anunciado que tendría una audiencia con él. El gran jefe ni más ni menos. Había ascendido rápido en la jerarquía eclesiástica gracias a su buen hacer y su habilidad para hacer la pelota a la gente adecuada en el momento propicio. Aquello seria un gran empujón para su fulgurante carrera hacia el papado.

La puerta se abrió con un fuerte quejido, como si se negara a mostrar el interior de la modesta habitación, donde el Papa, trabajaba afanosamente en su escritorio. El asistente personal de su Santidad, le apremió a que pasará, cerrando la puerta tras él.

Monseñor se arrodilló ante la mesa de caoba sobre la que reposaban distintos informes de, y esperó así hasta que su Santidad le dijo que tomara asiento.

- Sabemos por nuestros espías, que el Mesías ha vuelto a la tierra...- comenzó.

- ¿Quiere que lo mate?- se apresuró a preguntar Arturo, deseoso de ganar puntos de cara a un cercano ascenso.

- No, no, por dios, no- exclamo escandalizado el Papa- Por el momento lo único que hará será ofrecer sus servicios como evangelista-apóstol. Una vez se haya infiltrado en su grupo, nos enviará cada semana un informe detallado de toda sus actividades. Le hemos elegido a usted por sus habilidades taquigráficas, su dominio de varios idiomas, su conocimiento de la idiosincrasia de diversos países y por su alto número de recomendaciones.

- No le fallaré Santidad.

- Eso espero - sentenció con voz grave - En el aeropuerto le espera un avión que le llevará a África. Allí se propone reclutar a otro de sus evangelistas-apóstoles.

- Oh dios mío - ¡¡un apóstol negro!!- grito sobrecogido Videla ante la simple posibilidad de que ocurriera algo así.

- No hay motivos para escandalizarse monseñor. Tenemos obispos negros en la iglesia.

- Si claro, claro.

Tras besar el anillo papal, monseñor se retiró a sus habitaciones. Hizo rápidamente la maleta sin olvidarse de incluir un grueso bloc de notas y minutos mas tarde, subió a una berlina que le llevó al aeropuerto a través de las congestionadas calles de Roma. Zimbabwe le esperaba.

martes, 8 de abril de 2008

Dándole salida

Amor. Cuatro letras que para él no significaban nada. ¿Amor? Se preguntó en su lecho de muerte. Había vivido feliz sin él. Su trabajo había sido muy edificante, había visto lugares increíbles, había conocido todo tipo de personas…

¿Amor? Volvió a preguntar mientras echaba un vistazo a su vacío dormitorio. ¿Para qué?

Acto seguido, expiró.

sábado, 29 de marzo de 2008

El asombroso mago Jabbar

El regidor le dio la señal, y el se preparó para comenzar su número. Se había congregado un buen montón de gente en aquel parque donde iba a realizar una de sus actuaciones de magia, y ¡con apenas publicidad! Estaba sorprendido por la expectación que causaban sus trucos. Incluso los más simples conseguían dejar con la boca abierta a su audiencia.

Vio el gesto del asistente que le indicaba que estaban en directo, y comenzó su espectáculo. Escudriñó los rostros ilusionados de la gente que se apiñaba tras las vallas de seguridad. Necesitaba alguien mayor de edad y no muy impresionable, así el efecto de sorpresa sería mayor. Puso sus ojos sobre un joven de no más de veinte años, que le miraba algo incrédulo. Serviría.

Pidió un fuerte aplauso para él, y lo llevó al centro del escenario, donde le hizo tumbarse sobre una sencilla mesa de metal. Se puso tras ella y cerró los ojos para concentrarse mejor. La gente guardó un silencio sepulcral, como si el más mínimo susurro pudiera romper el encantamiento que flotaba en el ambiente.

Abrió de nuevo los ojos, y vio ante si el cuerpo del voluntario, que permanecía estático, tal y como le había ordenado. Entonces, antes de que nadie pudiera adivinar su próximo movimiento, hizo un gesto cortante sobre la cadera del joven. La gente quedó boquiabierta ante la rapidez de sus movimientos; pero eso no había sido nada.

Apremió al chico a que se levantara. Este trató de incorporarse, pero le fue imposible; no sentia las piernas. Entonces, cogió uno de sus brazos y tiró de él hacia arriba con fuerza. El tronco levitó sobre las cabezas del público. Gritos de terror se entremezclaron con frases de admiración e incredulidad. ¡Aquel chico estaba flotando después de haber sido partido por la mitad!

Antes de que pudiera surgir algún problema, volvió el medio cuerpo a la camilla y con un gesto igual de veloz que el primero, volvió a unir las dos mitades. Y, esta vez sí, el joven pudo levantarse, incapaz de decir nada, entre un atronador aplauso, que duró varios minutos.

El resto de la tarde estuvo firmando autógrafos, hasta que ya no quedo nadie en el parque, sólo su representante, que lo había visto todo desde la silla del director.

- Por muchas veces que lo vea, siempre me sorprende. - admitió - algún día tendrás que contarme cual es el truco.

- Secreto profesional - respondió entre risas, mientras se alejaba del lugar.

Cuando se aseguró de que no había nadie que pudiera verle, abrió un portal dimensional con un sencillo gesto de sus manos, y volvió a su casa a descansar, hasta la próxima función.

viernes, 28 de marzo de 2008

Anoche fui... Donkey Kong

Aún recuerdo cuando vivía en la selva, con la mona chita, la gorila de Congo y copito de nieve, que por aquel entonces aun era negro; eran primates sencillos que no iban de estrellas, con los que se podía salir a tomar un banana split y oler unos cuantos traseros.

Fue un pequeño malnacido italiano, el que me apartó de aquel paraíso florido. Un día vinieron varios cazadores y me capturaron. Me metieron en una jaula rumbo a Europa, al circo "Super Mario" del que era dueño un antiguo fontanero.

Durante meses me tuvieron esclavizado, actuando en funciones diarias de más de cinco horas. Hubiera sido un calvario de no ser por Peach, una princesa moderna de esas que se casan con funambulistas, en este caso, con Mario, el fontanero italiano, a la que este maltrataba cuando se emborrachaba, lo que solía ser muy frecuente. Ella me daba plátanos y me acariciaba el lomo, mientras me cantaban canciones de países lejanos, que me hacían añorar menos mi antiguo hogar.

Una noche, cuando ya se despedía de mi, apareció el mostachudo borracho como una cuba. De inmediato comenzó a zarandearla e insultarla sin ningún motivo. Me puse furioso ante tamaña agresión y cuando le propinó una bofetada que la tiró al suelo, no pude más. Destrocé la jaula, recogí a Peach del suelo, y con ella en brazos, me perdí en la oscuridad de la noche. La carpa estaba montada a las afueras de una ciudad, por lo que a esas horas de la madrugada, las calles estaban desiertas.

Mario me persiguió tambaleandose, hasta el esqueleto metálico de un edificio en construcción. No podía seguir huyendo, debía enfrentarlo de una vez por todas. Aquel lugar sería perfecto.
Subí al ultimo piso y coloqué a la chica sobre una plataforma segura. Mario ya avanzaba por el primer piso. Debía detenerlo a cualquier precio, pero ¿cómo?

Miré a mi alrededor. Aquello debía servir como almacén, porque estaba repleto de barriles. Cogí uno de ellos y lo lance por las escaleras. Descendió vertiginosamente y a punto estuvo de aplastar a Mario, que lo salto en el ultimo instante.

Aun sorprendido, continuó avanzando por el oscuro pasillo. Lance todos los barriles que tenia a mano, pero conseguía saltarlos limpiamente. Era increíble la agilidad que demostraba pese a la cogorza que llevaba a sus espaldas. Para más desgracia, en el segundo piso encontró un martillo con el que destrozarlos. Debía encontrar algo mas efectivo... y entonces me fije en la etiqueta de uno de los barriles: inflamable. Le prendí fuego y lo lancé rápidamente. Estuvo cerquisima de acabar con el tenaz fontanero, pero pudo subir por la escalera en el instante justo en que el fuego la consumía.

Cada vez se iba acercando más y más, y los barriles se estaban terminando. Cuando apareció en el fondo del pasillo, lo vi todo perdido. Rápidamente fue esquivando todos mis lanzamientos, hasta que finalmente consiguió subir a la plataforma donde reposaba la chica.

Antes de que estuviera a su alcance, cogí a Peach y escapamos a otro edificio. Desde entonces sigo huyendo, hasta que Mario se canse, o el chaval con granos que veo al otro lado de la pantalla se quede sin monedas.

viernes, 14 de marzo de 2008

La voz

- ¡Olvídalo! No puedes hacerlo.

La voz tronaba en sus oidos, pero siguió caminando. Llevaba demasiado tiempo escuchando esas palabras de desánimo, pero no terminaba de acostumbrarse a ellas.

Al principio todo habia ido bien. El sol brillaba esplendoroso en un cielo despejado, y una ligera brisa primaveral refrescaba su piel; pero sin saber muy bien cómo, el sol empezó a quemarle y la brisa se tornó en un torrente de aire asfixiante, que estrujaba sus pulmones, atenazando su pecho, impidiendole respirar; entonces surgió aquella voz.

Cuanto peor se sentia, más se le clavaba la desquiciante perorata en su cerebro.

- Vamos, date por vencido. No deberias estar aquí. ¡No puedes!

La cabeza empezó a darle vueltas, ¿o era el mundo el que giraba ante sus hinchados ojos?

Se dejó caer sobre un banco y se inclinó entre sus rodillas.

- Eso es.¡Rindete! No sigas más. Será mucho peor. Mira cuan lejos estás de la seguridad de tu hogar. ¡Deja de resistirte!

- ¡Basta! – gritó con todas sus fuerzas, poniendose en pie de un salto.

La voz cesó y echó a andar tambaleante. Llegó a la facultad, bañado en sudor, sintiendo el martilleo de su corazón en la sien, pero feliz.

Era la primera vez en dos años que salia de casa. Aquella voz no volveria a dominar su vida.

viernes, 7 de marzo de 2008

,

Curtis

- Cinco minutos más y lo dejo.

Llevaba todo el día en aquel vertedero, buscando piezas para ensamblar la que seria su obra maestra: un androide multipropósito, capaz de liberar al ser humano de las tareas mas reiterativas del hogar.

Pronto oscureceria, y no le convenia encontrarse fuera de casa cuando eso sucediera. Los merodeadores estaban muy activos últimamente.

Ya iba a darse por vencido, cuando creyó distinguir un pequeño brillo en un montículo de piezas oxidadas. Se acercó rapidamente y aparto decenas de tornillos, placas electrónicas y todo tipo de componentes desechados, hasta dejar al descubierto el cuerpo semicorroido de un robot con forma humana.

Gritó de jubilo olvidando toda precaución. Aquello era como encontrar un boleto premiado de la loteria en un basurero. Sólo necesitaria un mínimo de restauración, aparte de incluir en su memoria, el revolucionario programa de mantenimiento que habia diseñado durante tantos años: el proyecto de su vida.

Cargó el pesado cuerpo de metal en sus espaldas y lo llevó a su laboratorio. Una semana de duro trabajo después, su androide, al que bautizó como Curtis, en recuerdo del mayordomo de la familia, estaba listo para iniciar sus tareas.

Con gran emoción, pulsó el botón de encendido. Los primeros segundos, el robot no hizo nada. No podia haber fracasado. Habia invertido tanto tiempo... pero entonces, los vidriosos ojos del robot centellearon un par de veces, hasta que brillaron con fuerza ininterrumpidamente. El altavoz instalado en la cavidad bucal artificial, crepitó.

- Curtis 0.1 a su servicio, Señor Keys.

- ¡Excelente, excelente! - gritó David - He estado revisando tu banco de memoria, pero está encriptado. Dime, ¿quien te creó?

- Uno, señor - respondió el androide.

- ¿Uno?, ¿Quien es Uno?

- Uno es Uno, señor.

- ¿Un cientifico? ¿Un ingeniero? - insistió el inventor, pues la fabricación de robots aún estaba en pañales y sólo se dedicaban a ello, un puñado de industrias. Industrias que no dudarian en quitarlo de la circulación si se enteraban de que habia modifciado uno de sus modelos.

- Uno es Uno - repitió Curtis.

Keys se dió por vencido con un suspiro de resignación.

- Bien, dejémoslo por ahora. Probaremos mis rutinas de comportamiento. Curtis, limpia el salón.

El androide cogió la escoba que le tendió David y se dirigió con pasos mecánicos hacia la estancia. Media hora después, habia terminado varias tareas sencillas, cumpliendo las expectativas con relativo exito. Cuando le mandó ordenar el trastero, Curtis ni siquiera se movió. Se quedó estático en mitad del pasillo, como si no hubiera escucha la orden. La repitió varias veces, con el mismo resultado. El androide parecia muerto.

- Será un ligero fallo en la programación de la rutina de obediencia - pensó - Será facil de reparar.

Durante toda la noche, estuvo inspeccionando el cerebro cuántico de Curtis, hasta que halló un error grave en el sistema de decisiones: un error irreparable.

Al día siguiente volvio a asignarle las tareas que se habia... negado a realizar; pero su actitud continuo siendo la misma.

No podia tolerar tanta ineficacia. Era un prototipo avanzado para la época sin duda, pero no era lo que él queria. Tenia muchas posibilidades, pero le llevaria años subsanar aquella falla en su sistema. Seria más fácil comenzar de nuevo, y menos arriesgado.

Sacó la placa con la programación complementaria y borró de su memoria cualquier recuerdo de aquellos días. Por la tarde, poco antes de anochecer, cargó al androide de vuelta al montículo donde lo recogió. Y allí se quedó; con los ojos abiertos mirando a un paisaje que no podia ver. Olvidado por el mundo, hasta que alguien le diera otra oportunidad.

martes, 4 de marzo de 2008

, ,

Follarate Kid

Daniel Lauso sale de un edificio con una caja entre las manos. Por las ventanas se asoman varias chicas para despedirle. El joven se mete en un coche y arranca rumbo a Los Ángeles.

Pasan varios días y Daniel llega por fin a un cochambroso edificio, el cual será su nuevo hogar. La puerta de entrada está cerrada y decide abrirla con un golpe de cadera. Esta se abre violentamente golpeando a una rubia en la cara, haciendo que esta caiga de espaldas. Él corre a auxiliarla.


Daniel: Oh lo siento, no sabia que hubiera nadie detrás de la puerta.

Rubia golpeada: Es normal, si no tendrías rayos x en los ojos.

La chica lo examina de arriba a abajo.

Rubia golpeada: No me suena tu cara, ¿cómo te llamas?

Daniel: Daniel lauso

Rubia Golpeada: ¿Cómo de bien?

Daniel: Acompáñame a mi apartamento y lo comprobarás.

Mira confundido el largo pasillo.

Daniel: ¿Sabes por donde se va al 2º h?
Cambio de escena. En una habitación repleta de embalajes y cajas, Daniel y la rubia hacen el amor mientras explotan las burbujas del plástico para envolver objetos frágiles.

Tras correrse en sus pechos, reposan aliviados sobre una manta extendida en suelo. La rubia enciende un cigarro.

Daniel: Ten cuidado, no acerques el cigarro a los cajas, no son las primeras que tengo.

Rubia Golpeada: ¿Y qué te trae por aquí Daniel Lauso... de fábula?

Daniel: Quiero ser actor porno.

Rubia Golpeada: Uy, pues yo conozco una escuela donde podrás aprender el oficio.
Está en la calle 43, esquina con la 54. Con eso que tienes ahí, llegarás muy lejos.

Daniel: ¡¡Muchas gracias!! ¿Cómo podré pagártelo?

Rubia Golpeada: Échame otro polvo y estaremos en paz.

Daniel: Me encanta Los Ángeles.
Al día siguiente, va a la academia "Polla Ahí". En el hall, hay un pequeño mostrador donde una recepcionista de aspecto malhumorado hojea una revista.

Daniel: Hola soy Daniel Lauso y quiero ser un actor porno.

Recepcionista: Y yo quiero un marido que no se quede dormido mientras me soba las tetas y míralo.
La recepcionista señala un sofá donde un hombre ronca desconsoladamente.

Recepcionista: Tendrás que esperar, el jefe está en una de sus clases.

Daniel: ¿Podria indicarme donde esta el servicio?

Recepcionista: Al fondo a la derecha.

Daniel atraviesa un largo pasillo, mientras oye de fondo multitud de gritos y jadeos. Finalmente encuentra una puerta con un cartel "Wc". Al entrar, se encuentra a una pelirroja perfilandose los labios.


Pelirroja: ¿Pasa algo?

Daniel: Oh, es que no sabia que fuera un baño mixto.

Pelirroja: No lo es, pero de vez en cuando me gusta entrar por si encuentro algún chupa chups.

La pelirroja se acerca a él, pone su mano en su entrepierna y se relame.

Pelirroja: Voy a probar mi nuevo lápiz de labios.

Se agacha y comienza a realizarle una felación a Daniel, que ha de sujetarse a un lavabo para no caer al suelo. Justo cuando se está corriendo en la boca de la pelirroja, irrumpen en el lavabo un grupo de musculados jovenes.
Pelirroja: Spider, Es..to no es lo que parece.

La pelirroja está a punto de atragantarse.

Spider: ¿Ah no? y que es entonces?

Pelirroja: (dubitativa) ¿Estaba obteniendo una muestra para el banco de semen? ¿Es leche condensada?

Spider: Me extrañaba que trabajaras tanto en ese banco y no pudieras pagarte ni una ensalada, así que les llamé para que te subieran el sueldo y resulta que no estás en la nómina de ningún banco de semen de la costa oeste. Ah, y la leche condensada te produce arcadas.

Daniel: ¿En serio? con lo buena que está...

Spider: Tú a callar. Chicos, cogedlo y calentadlo un poquito.
Los matones lo sacan a un callejón, donde lo acorralan contra una pared.

Maton 1: Tío, no debiste dejar que te la chupara la novia de Spider en su territorio. Haber hecho como todos, y habértela llevado al cine.
Antes de que pueda decir nada, comienzan a darle una paliza, tras la cual, lo tiran en un contenedor donde permanece hasta que comienza a anochecer.
Magullado, con el cuerpo dolorido y varios moratones, vuelve a su edificio. En la puerta trasera se encuentra con una madurita asiática bebiendo saque al fresco de la noche. Al pasar junto a ella, esta se levanta y se preocupa por su estado.

Asiática: ¿Que haber pasado a ti?

Daniel: Me caí.

Asiática: Raro tu andar como cowboy. Espero no herida en pene, tú tener un buen paquete.
Durante varios días Daniel va echando curriculums en distintas productoras de cine erótico, pero en ninguna le aceptan. Termina vendiendo perritos calientes en un puesto ambulante.

En el parque de la ciudad, un hombre se le acerca y le pide un perrito. En ese momento, aparece la pelirroja, que lo ve y se acerca a él.

Pelirroja: ¡¡Hola!! ¡tú por aquí! pensé que no volvería a verte. Perdona por lo del otro día, Spider puede ser muy bruto cuando se lo propone. Siento también no haberme presentado, soy Sabrosa Lamida.

Daniel: Daniel Lauso.

Sabrosa: Mmm me encanta ese nombre.
Sabrosa se acerca a él y comienza a masajear su entrepierna por sobre el pantalón. Acerca sus labios hacia su oreja y comienza a susurrarle.

Sabrosa: ¿Te apetecería venir a una fiesta de disfraces conmigo esta noche? Podríamos terminar lo que empezamos en el baño.

Daniel: ¿Qué pasa con tu novio?

Sabrosa: Es muy pronto para un trio ¿no? Ah, lo dices por lo de los golpes. Debería estar acostumbrado, somos actores porno, lo único que hacemos es follar con otros todo el rato. Que me dices, ¿vendrás?

Daniel: No se....
Sabrosa lame con su lengua la oreja de Daniel, y va descendiendo por su tembloroso cuello. El joven comienza a verse transportado a un mundo de placer infinito.

Daniel: Allí estaré.

Sabrosa: ¡¡Bien!! A las 8 en el 24 de Stripper Boulevard. ah, el tema es ¿Qué te gusta comer?
Le da un beso en la mejilla y se aleja al trote, mientras Daniel sigue con su mirada, el bamboleante trasero de la chica.

El cliente tose y vuelve en si. Sale humo de la parrilla del carrito.

Daniel: Lo siento, se me ha quemado la salchicha.

Cliente: ¿y a quien no?

Cae la noche, y el jolgorio provocado por la fiesta se escucha por toda la calle. Daniel va pasando entre botes de pringles, chicles, hamburguesas y demás, que se le quedan mirando raro.
Entra en el claustrofobico edificio, repleto de gente.En un rincón divisa a sabrosa, disfrazada de plátano.

Sabrosa: !!Hola!! que bien que viniste. Uau, es el mejor disfraz de almeja que he visto nunca.
Daniel: No es una almeja, es lo que mas me gusta comer del mundo: una vagina ¿Quieres entrar?

Sabrosa: Eso tendría que decirlo yo.
Comienzan a enrollarse por todos los rincones hasta que aparece Spider junto con sus amigos de siempre, disfrazado de repollo en forma de falo.

Spider: Mirad chicas, soy la repolla. ¿Lo pilláis?
La muchedumbre ríe con él, pero su rostro cambia cuando ve a Daniel y Sabrosa besándose con ardorosa pasión. Va hacia donde están, lo coge del labio superior, girándolo hacia él y le propina un sonoro puñetazo que le tumba en el suelo. Daniel se levanta veloz y huye camino de su casa, perseguir por el novio de sabrosa y sus secuaces.

Por mucho que corre, justo antes de alcanzar la valla de su edificio, lo interceptan y comienzan a pegarle.

Daniel: ¿Por qué no me dejáis? ¿Qué te he hecho yo para que me trates así? aparte de tirarme a tu novia...
Spider: No es nada personal, esta mañana tuve una escena gay y necesito mostrar lo macho que soy con urgencia. 

Continúan pegándole, Daniel empieza a verlo todo borroso. De pronto, una estilizada figura salta sobre los asaltantes, abre la cremallera de sus disfraces y comienza a masturbarlos de tal forma que instantes después caen inconscientes al suelo. 

El misterioso salvador se acerca a él, y justo cuando va a ver su rostro, pierde el conocimiento.
Cuando abre los ojos, se encuentra tumbado en una cama de una habitación desconocida, desnudo de cintura para abajo y con la asiática de días pasado sobre él, aprisionando su pene erecto entre sus generosos pechos y lamiéndolo sin parar, en una mezcla de cubana y felación que termina con una generosa corrida en la cara de la madurita.
 
Daniel:; ¿Quien es usted? 

Asiática: Señora Miyagui, mujer de mantenimiento. 

Daniel intenta incorporarse, pero le fallan las fuerzas.
 
Sra M: Quedar quieto. Aún estar muy débil. 

Daniel: Gracias por lo de antes. 

Sra M: No hay de que. A mi gustar probar jovencitos de vez en cuando. 

Daniel: Me refiero a librarme de la paliza. 

Sra M: Oh, eso. Desde que estar en la guerra de Vietnam como enfermera, yo no soportar malas acciones.

Daniel: ¿Vietnam? Si usted como mucho tendría diez años. 

Sra M: Bueno yo ver Rambo veinte veces seguidas y odiar hombres musculosos pegando a indefensos. 

Daniel: ¿Qué es lo que les hizo? Cayeron al suelo como hojas marchitas

Sra M: Es una técnica milenaria transmitida de generación en generación por boca de las mejores geishas: la mano que mama. Capaz de quitar y dar energía a quien recibe sus místicas caricias.

Daniel: ¿Es usted geisha? Es la primera vez que conozco una.

Sra M: No no, geisha no, actriz porno retirada además de tener mi propia escuela porno, ya clausurada.

Daniel: Mi sueño es ser actor porno, pero dicen que no tengo técnica, ¿me ayudaría?

Sra M: Mmm, está bien, pero ir al 50% ¿eh? Venir mañana temprano sin camiseta.

Al día siguiente, Daniel encuentra a la Señora Miyagui en la puerta de su casa. Sube a su coche y lo lleva a una mansión en las afueras.
Daniel: ¿Todo esto es suyo?

Sra M: Hai, además de actriz porno y profesora, ser puta de alto standing.

Daniel: Uau, la triple corona...

Sra M: ¿Tu no creer que vivir en aquel tugurio? Yo mantenimiento por hobby.

Entran en la casa. A través de los largos corredores, llegan a una pequeña habitación repleta de consoladores de todo tipo y tamaño. La señora Miyagui le da un trapo y un bote de cera.

Sra M: Tú dar cera a todos los consoladores y luego pulirlos hasta dejarlos bien brillantes y libre de bacterias malas.
Daniel coge el trapo y comienza su tarea.

Sra M: (Mientras se va) Vamos Daniel-san, dar cera, pulir cera. 

Al cabo de unos minutos vuelve y corrige a Daniel.

Sra M: Da, da, da, da. No en círculos como si dieras tiza a un taco no. Arriba y abajo.

Daniel termina de encerar bien entrada la noche. Va en busca de la señora Miyagui, para informarle. Lleva un consolador en la mano. La encuentra en el salón, sentada en el sofá desnuda.

Daniel: Ya he terminado.

Sra M: Bien, bien, dar consolador.

Se lo da y esta comienza a masturbarse con él.

Daniel: Oiga, ¡¡que lo acabo de encerar!!

Sra M: (Entre jadeos) Muy rico muy rico. Venir mañana aquí a misma hora. Yo no ir más por casa cochambrosa. Me he aburrido de ella.

La mañana siguiente, Daniel encuentra la puerta de la casa de la asiática abierta. Por mucho que llama, no responde, así que entra. Escucha un ligero ruido en la planta de arriba. Sube, y se dirige al dormitorio de su maestra. Al abrir la puerta, se la encuentra haciendo el amor a una rubia de bote. Se queda mirando hasta que por fin terminan. La S.M. se percata de su presencia.

Sra M: Oh Daniel-San, tú ya aquí. Bien, esperar abajo a que yo vestir. Hoy saldremos por ahí.

Van en coche a apartado bar de carretera. Es un sórdido local, oscuro y maloliente, en el que se reunen indeseables de toda calaña.

Daniel: ¿Qué vamos a hacer aquí?

Sra M: Eso (señalando un cartel que dice "Concurso de Hula hop")

Durante horas, Daniel se ve forzado a mover el hula hop, hasta que llega a la final. Donde pierde contra Jackie Mmm, una misteriosa contricante con gran parecido a su maestra.
Tras la entrega de premios, toman una copa en la barra.

Sra M: Mañana ser Sábado, tu salir por ahi y hacer mete mete mucho.

Daniel decide aprovechar el día, para vender perritos, pues pronto le vencerá el alquiler y no tiene un duro. Por desgracia, aparece por el parque Spider. Tras darle varios puñetazos, lo empuja junto con el carrito a un estanque. 

Mojado y dolorido, vuelve a casa, donde la S.M. le esperaba para darle una sorpresa.
 
Sra M: ¿Tú caerte otra vez?

Daniel: Me empujaron más bien.

Sra M: ¿Los del otro día? Tú contar quienes ser esos chicos.

Daniel: Son de la escuela "Polla ahí" Su novia me tira los trastos y él lo lleva muy mal.

Sra M: Bien, Lunes por la mañana ir a escuela y hablar con su maestro. Yo no permitir que dañen mi inversión.

La escuela se alza imponente bajo el sol del mediodía. Daniel y la Sra. M. entran en ella y se cuelan en una de las aulas, donde el dueño "Metralleta Muller" alecciona a sus alumnos, sentados en circulo en el suelo. Entre ellos está Spider.


M.M: ¿Existe la gonorrea en este dojo?

Alumnos: No, sen-sei

M.M.: ¿Existe la impotencia en este dojo? 

Alumnos: No, sen-sei

M.M.: ¿Existe la frigidez en este dojo? 

Alumnos: No sen-sei

M.M.: (señalando a un chico y a una chica) Judy, Lawrence, al tatami. Preparados... A follar.

La pareja comienza a hacer el amor con pasión delante de todos. El encuentro dura hasta que Spider se percata de la presencia de los visitantes y se levanta para comentárselo a Metralleta.

M.M.: Vaya, vaya que tenemos aquí... Si son Miss Daisy y su chofer gigolo.

Sra M.: Dejar sarcasmo para otro día. Yo venir para impedir sus pupilos agredan al mio.

M.M.: Si, ya me ha comentado el Señor Spider. No tenemos la culpa de que el pipiolo sea una nenaza.

Sra M: No ser nenaza, el demostrar a ti en el torneo de sexo del festival erótico de Los Ángeles, dentro de un mes.

M.M.: Ju ju ju, me encantara ver eso. (Dirigiéndose a sus alumnos) Hasta entonces, quiero que dejéis tranquilo al pipiolo. ¿Está claro?

Alumnos: Si, sen-sei.

Sra M: (dirigiéndose hacia la puerta sin mirar atrás) Buenas tardes.

Ya en el exterior.

Daniel: ¿El torneo de sexo? ¿Está loca? No estoy preparado. No voy a empalmar y todo el mundo se reirá de mi.

Sra M: Tu no preocupar. Mi método ser infalible. Nos vemos mañana, tener trabajo ahora.

Amanece de nuevo. Y como en la ocasión anterior, la puerta está abierta y nadie responde. Va de nuevo al dormitorio y lo que ve lo deja de piedra. La Sra M cabalga sobre el falo vibrante de un hombre, que la hace girar sobre él. Contempla extasiado la escena y el resto del polvo. Una vez en el salón no puede reprimir preguntarle.

Daniel: ¿Que era lo que hacia ahí arriba?

Sra M: Ser técnica avanzada: El helicóptero.

Daniel: Enséñeme a hacerlo.

Sra M: Querer volar antes de andar. Con el tiempo aprenderás, no ahora. (Coge un tablero y se lo da a Daniel) Ven, ayudarme a colocar esto.

Despliega en el suelo un inmenso tapiz con varios círculos de colores, junto a una especie de ruleta con partes del cuerpo.

Sra M: Seguir mis instrucciones. (Hace girar la ruleta) Pie derecho a circulo rojo.

Juegan al Twister durante horas, formando las posturas más extrañas, hasta que caen rendidos al suelo.

Sra M: Buen trabajo. Ir avanzando. Mañana más. (se levanta y se va a dormir)

La mañana siguiente, la casa está totalmente cerrada. En la puerta trasera, se encuentra varias cajas repletas de sobres y sellos y una carta para el. La coge y la lee.

Daniel: Daniel-san, pegar sellos en carta. Lamerlos, primero arriba-abajo, luego lado-lado y luego circulo. Tu no olvidar. Nos vemos por la noche.

Durante horas, la lengua de Daniel se pasea por centenares de sellos, dejándose las glándulas salivales y aumentando su enfado por la situación. Cuando ve llegar a la Sra Miyagui, estalla.

Daniel: ¿Dónde ha estado todo el día?

Sra M: Estuve pescando...

Daniel: ¿Y no se le ocurrió pensar que me gustaría ir con usted?

Sra M: ¿A pescar rabos?

Daniel: ... bueno a eso no, pero cualquier cosa seria mejor que estar aquí pegando sellos. Durante días he estado haciendo las cosas más absurdas, pero de follar nada de nada. Me ha utilizado para hacerle las tareas de casa y reírse a mi costa. Incluso un día me tuvo amasando pan que luego no se comió.

Sra M: ¿Eso pensar?? Acompáñame.

Lo lleva a su dormitorio, y se desnudan.

Sra M: Hacer limpiar consolador en tu tranca. Arriba, abajo, arriba, abajo.

Comienza a hacerlo y a una velocidad sorprendente, alcanza toda su envergadura.

Sra M: Ahora amasar pan en mis pechos mientras haces pegar sellos aquí (señalando a su vulva)

Durante varios minutos lame sin descanso la vagina de la Sra M.

Sra M: Ahora mete tu verga dentro de ti, y baila con el hula hop.

El mete-saca dura varios minutos, hasta que la Sra M, decide pasar a mayores.

Sra M: Y ahora para culminar, juguemos al Twister.

Sucesión de posturas frenéticas que culminan en una corrida sobre la espalda de su maestra.

Daniel: Uau, perdoneme. Ahora me siento preparado.

Sra M: Yo saber. Ahora ir a probar con otra. Espero visita.

Asombrado por su recién adquirida técnica, decide ir en busca de Sabrosa. No sabe su dirección ni teléfono, pero esa noche hay partido, así que decide probar suerte en los vestuarios del estadio. Y en las duchas se la encuentra.

Sabrosa: ¡¡Daniel!! Que sorpresa. ¿Juegas en algún equipo? No recuerdo habértela chupado hace un rato.

Daniel: No, no. Sólo quería verte. Mañana empieza el Torneo de Sexo y tengo miedo de quedar en ridículo.

Sabrosa: Y quieres que yo te tranquilice ¿verdad?

Daniel: Más bien me preguntaba si podría practicar contigo.

Sabrosa: Eso está hecho.
Polvo pasado por agua, bajo el chorro de agua de la ducha.
El Torneo da comienzo. Riadas de gente se adentran en el pabellón, donde se realizarán diversas pruebas. Daniel va acompañado de la Sra M y de Sabrosa. Antes de continuar deben registrarse.

Secretario: ¿Llevas preservativos?

Sra M: ¿Preservativos? ¿Qué es eso?

Sabrosa saca de su bolso una caja de cien.

Sabrosa: Aquí están.

El pabellón central está rodeado de gradas con gente vociferante. En el centro, en multitud de tatamis desplegados para la ocasión, se desarrollan las diversas pruebas. Los integrantes de Polla Ahí pasan corriendo a su lado. Spider golpea su hombro.

Spider: Eres mío gusano.
Se alejan.

Daniel: ¿Cómo va esto Sra Miyagui?

Sra M: No saber. Yo follar por placer, no por evitar paliza.

Sabrosa: Mira Daniel, hay diversas pruebas que deberás superar, cómo rapidez de empalmamiento, puntería al correrse, erección de pezones a lenguetazos... etc. Cada prueba te da un punto y los cuatro que tengan más al final del circuito, van a las semifinales, donde tienen que follar. Los jueces puntúan sobre todo la técnica.

Altavoz: Daniel Lauso, dirijase al tatami tres.

Daniel va pasando las pruebas con éxito, ante la preocupada mirada de Metralleta. Al final, se clasifica para las semifinales, donde deberá enfrentarse a uno de los secuaces de Spider, que recibe instrucciones a pie de escenario.

M.M.: Lo quiero fuera de combate.

Alumno fullero: Pero sen-sei, puedo ganarle limpiamente, llevo años limpiando los cristales de mi casa con la lengua...

M.M.: He dicho fuera de combate.

El alumno fullero se acerca a saludar a Daniel.

A.F.: Que gane el mejor.

Pero en lugar de cogerle la mano, le coge del miembro con tal fuerza, que Daniel cae inconsciente al suelo por el dolor. El Speaker salta al tatami.

Speaker: Esta dolorosa práctica antideportiva, supone la descalificación del alumno fullero. Los médicos examinaran a Daniel y determinarán si puede participar en la final. De lo contrario, el ganador seria Spider, de la escuela "Polla ahí".

En los vestuarios...


Daniel: ¿Ha quedado muy mal?

Sabrosa: ¿Te gustan los palos de regaliz?

Daniel: No.

Sabrosa medita durante unos segundos.

Sabrosa: Seguro que te recuperas....

Y sale corriendo del vestuario. La señora Miyagui se dispone a hacer lo mismo, pero Daniel la detiene.

Daniel: Señora Miyagui, por favor, ¿no puede hacer nada?

Ms Miyagui: Has hecho bien mete-mete Daniel, no es deshonroso quedar finalista.

Daniel: Pero ¿cómo podré mirarlos a la cara con un falo así? ¿Qué me dirán los productores cuando me vean? Se reirán de mi. ¿No puede usar la mano que mama para arreglar mi verga?

La señora Miyagui se queda pensativa.

Ms Miyagui: Hai.

Delicadamente comienza a masturbarlo, hasta que el vigor vuelve a endurecer los ánimos y el pene de Daniel.

En el tatami central, el Speaker habla con los jueces.

Speaker: Me informan de que Daniel Lauso no puede continuar. Así que el ganador es...

Un asistente entra corriendo y susurra algo al oído del Speaker.

Speaker: ¿Daniel Lauso va a salir? ¡¡Daniel Lauso va a salir!! Es increíble, debe tener un miembro de acero inoxidable. Que continúe la competición.

Spider hace la carretilla con una voluptuosa morena, se la folla mientras recorre todo el escenario.

Spider: Mejora eso pipiolo.

Concentrado, Daniel se tumba, con su miembro erguido orgulloso y señalando al cielo. La morena asistente se sienta sobre él, cubriéndolo con su ser. Daniel le levanta las piernas, y comienza a girar el cuerpo de la ayudante. El público enmudece mientras la chica da vueltas y vueltas sobre el pene de Daniel. Cuando los dos llegan al éxtasis, el público estalla en aplausos.

Speaker: No hace falta ver más, el ganador es.... ¡¡¡DANIEL... LAUSO!!!

Entre los aullidos de la gente Daniel grita.

Daniel: ¡¡Lo conseguimos Sra Miyagui, lo conseguimos!!

La señora Miyagui, sonríe complacida. Tiene en su agenda los números de teléfono de todo el cuerpo de bomberos.